Nuestra ciudad es rica en cultura e historia, pero también tiene una gran abundancia de leyendas. Estas historias habitan en las calles y hasta en el metro, pero también en edificios antiguos. Te dejamos algunas leyendas de casas antiguas de la CDMX.

Ya te hemos contado que la más antigua de la capital se ubica en La Merced y tiene más de 400 años de vida. Aunque las casonas de esta lista pertenecen a épocas que van de la novohispana al porfiriato, algo es seguro: todas tienen una extraña historia que contar.

Leyendas de casas antiguas de la CDMX

Casa de los Azulejos

Este es de los puntos más famosos de la calle Madero y de todo el Centro Histórico. Y es que a diario es visitada por chilangos y turistas ya sea para visitar su tienda/restaurante, admirar su fachada y sus murales o hasta para pasar al baño (la neta).

Aunque ya nos parece parte esencial del paisaje de la zona, esta casona no siempre estuvo recubierta de talavera. La historia del lugar se remonta al siglo XVI, cuando solo era conocida como Palacio Azul.

Sin embargo, fue en siglo XVII cuando fue habitada por los Condes del Valle de Orizaba. Cuenta la leyenda que uno de sus descendientes era un vividor que ponía en riesgo la fortuna y la posición de la familia.

El patriarca le dijo a este hijo que no importara lo que hiciera, nunca haría una casa de azulejos. Se lo dijo a manera de crítica y nunca esperó que la frase provocara algo profundo en su hijo.

Sin embargo, después de ese suceso el joven se puso las pilas y comenzó varios negocios que le dejaron una gran cantidad de dinero. Con eso revistió toda la fachada con azulejos de talavera hasta dejarla como hoy la conocemos.

Casa Frissac

La leyendas de casas antiguas de la CDMX también abarcan la zona sur. Y es que Tlalpan esconde en sus calles un montón de templos, museos y casonas. La de esta ocasión es Casa Frissac.

Se ubica frente a la Plaza de la Constitución de la alcaldía y roba la mirada de cualquiera con su arquitectura afrancesada que data del porfiriato. Sin embargo, a todos nos intriga su origen.

Esta se edificó a finales del siglo XIX y estuvo a cargo de Jesús Pliego, pero se dice que aquí habitó un Robin Hood mexicano con su enamorada.

Hay quienes afirman que aquí habitó Matilde de Frissac, sobrina del banquero Diego de Frissac, y quien fue pareja de Jesús Arriaga, mejor conocido como “Chucho el Roto”. Cuentan que este era su nido de amor, aún cuando el tío los intentó separar.

Sin embargo, parece que esto solo es una creencia urbana que nació con la radionovela de este personaje que se lanzó en los 60.

De cualquier manera, la casa también ha quedado inmortalizada en el cine mexicano en producciones como Las abandonadas, con Dolores del Río y Pedro Armendariz; y Los Olvidados, de Luis Buñuel.

La casa de los ahorcados

La calle de Donceles también está llena de historias y leyendas relacionadas con acontecimientos atroces, magia negra y hasta fantasmas.

Pero ubicada entre República de Chile y Palma, el recinto que lleva el #66 ha sido escenario de varias apariciones. Dicen que aquí aparece una mujer que va de la mano de una pequeña niña.

Sin embargo, es conocida por varios como “la casa de los ahorcados” porque a veces aparecen espectros que cuelgan del balcón del primer piso. Otros, aseguran que en el piso es donde se pueden ver las sombras de cuerpos que cuelgan desde las vigas del primer piso, pero cuando voltean en esa dirección, no hay nada.

La casa de Don Juan Manuel

Si sigues por el Centro Histórico, ve hacia la calle de República de Uruguay y encontrarás otra de las leyendas de casas antiguas de la CDMX. Solo que esta se relaciona con pactos con el diablo.

Se trata de la Casa de los condes de la Torre de Cosío, pero que es más famosa por ser la Casa de Don Juan Manuel.

Don Juan Manuel de Solórzano vivía con su joven esposa, Marina Laguna. Aunque tenían un gran amor, nunca pudieron tener un hijo. El hombre trató de encontrar consuelo en el convento de San Francisco, pero más bien el encierro le ocasionó problemas.

Sospechó que su mujer lo engañaba y cuando sus celos llegaron al clímax, la locura lo impulsó a invocar al mismísimo Diablo. Dicen que el hombre le ofreció su alma a cambio de saber quién era el amante de su esposa.

El Diablo le dijo que acechara la puerta de su casa a las once de la noche y quien pasara frente a ella a esa hora sería la persona que buscaba. Don Juan Manuel hizo lo que se le dijo y mató a un hombre. Pero el Diablo le dijo que se había equivocado.

El hombre le creyó y siguió durante mucho tiempo esta rutina de matar hombres a la misma hora. Hasta que un día mató a su sobrino y ahí fue cuando despertó de este extraño hechizo.

Sin embargo, la calle quedó para siempre marcada por estos terribles asesinatos. Hay quien asegura que en la zona se pueden escuchar lamentos, risas diabólicas y hasta que se puede ver al espíritu de Don Juan Manuel.

La Quemada

La calle de Jesús María, en el Centro, durante muchos años fue conocida como Calle de la Quemada. Esto se debe a que este es el escenario de una terrible leyenda.

Aunque no se sabe exactamente dónde, se dice que aquí habitó una hermosa mujer llamada Beatriz, quien era hija del acaudalado don Gonzalo Espinoza de Guevara.

A pesar de que tenía decenas de pretendientes que pedían su mano, ella rechazaba a todos, pues estaba más interesada en ayudar a enfermos y pobres.

Pero como a todos, un día al fin le llegó el amor y puso su corazón en el marqués de Piamonte. Sin embargo, este era un patán que tenía celos enfermizos. Tanto que vigilaba día y noche su casa para evitar que otro hombre se acercara a su enamorada.

Lo peor del caso es que sí llegó a asesinar a diestra y siniestra a varios pretendientes. Beatriz tomó una decisión fatal: quemó su rostro hasta desfigurarlo por completo.

¿Y esta historia tiene un final feliz? Júzgalo tú mismo: Piamonte al fin abrió los ojos y pidió su mano, pues aseguraba que la amaba por sus virtudes y bondad, más no por su apariencia.

La Casa Blanca de los Condes de Oploca

San Ángel está lleno de calles empedradas y leyendas de casas antiguas en la CDMX. Una de ellas habita en la que quizás es la casona más antigua de la zona.

Se trata de la famosa Casa Blanca, que se ubica en la calle de Hidalgo #13 y que fue construida en el siglo XVII. Perteneció a los condes de Oploca pero se dice que aquí también habitó una mujer de nombre doña Guiomar.

Ella vivió un romance con Don Lope, un caballero y militar de la Corona Española. Se dice que por la ventana de la Casa Blanca se dedicaban las más hermosas palabras. Hasta que un día él le anunció que partiría muy lejos. Sin embargo, le prometió que su amor por ella no se desvanecería y que tan pronto como pudiera regresaría con ella.

Sin embargo, los años pasaron y el hombre se fue olvidando de su juramento conociendo nuevas tierras y nuevos amores. Mientras tanto, su amada lo esperaba cada noche frente a la misma ventana. Hasta que una noche de luna llena enfermó y murió.

Por órdenes del rey, Don Lope tuvo que regresar a México. Por curiosidad, decidió pasar a la casa de Doña Guiomar. Cuando se acercó a la ventana, le pareció escuchar la voz de su amada que lo llamaba.

Cuando se acercó, el hombre pensó que su amada realmente se encontraba ahí. Pero cuando se animó a alzar la mirada, vio al espíritu de la mujer. Su rostro parecía putrefacto y entonces extendió su crimen.

Se dice que a la mañana siguiente encontraron el cadáver de Don Lope, el cual estaba aferrado a la reja. También se cuenta que por las noches de luna llena, se puede ver una figura femenina asomada por la ventana de la casa.