Si hay una esperada en todo el mundo, esa es la vacuna contra el VIH (virus de inmunodeficiencia humana). Desde el primer caso registrado oficialmente en 1981, en su transición a la enfermedad del sida, ha causado la muerte de al menos 38 millones de personas. Algo así como cuatro veces la población de la Ciudad de México.

A casi 40 años, un proyecto de vacuna denominado Mosaico ha comenzado a probarse en 3 mil 800 humanos en ocho países: Argentina, Brasil, México, Perú, Italia, Polonia, España y Estados Unidos.

El Proyecto Mosaico es financiado por la Red de Ensayos Clínicos de la Vacuna contra el VIH (HVTN, por sus siglas en inglés), el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos y la farmacéutica Janssen Vaccines & Prevention B.V., con sede en Bélgica.

Maru Zghaib, subinvestigadora y coordinadora médica de la sede CDMX del Estudio Mosaico, destaca que es la primera vez que se invita a México a un proyecto de vacuna.

En la Ciudad de México, añade, se busca reclutar a 150 voluntarios y de momento hay 11 confirmados; en Guadalajara buscan a 87 y en Mérida, a 80.

Proyecto Mosaico: la posible vacuna contra el VIH

Foto: Pixabay

“Se llama Mosaico porque contiene varias partes, a modo de mosaico, del virus del VIH. Sin embargo, no es una vacuna de virus vivos atenuados”, explica la también investigadora de la Clínica Condesa sede Iztapalapa.

“Lo que contiene en realidad son proteínas —sintéticas o recombinantes— que se hicieron en un laboratorio, que imitan al virus del VIH para que nuestro organismo las reconozca como si fueran el virus y genere entonces los anticuerpos”.

Los compuestos de esta prueba de vacuna, prosigue, ya han mostrado cierto grado de eficacia por separado y se espera que, al juntarlos, sean efectivos contra el VIH.

El virus tiene varios subtipos y algunos predominan en ciertas regiones del mundo más que en otras. Este compuesto contiene proteínas que representan aquellas especies del VIH que ocasionan la mayor parte de las infecciones a nivel global. Se espera que sea eficaz en todas las regiones o en todos los continentes.

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Desde 1983, en México se han diagnosticado 313 mil 969 casos de VIH y al menos 109 mil 927 personas han muerto desde entonces. La Ciudad de México concentra 14.2% de los casos. El Estado de México, 10%, y Veracruz, con 9.6%. Durante el 2020, 7 mil 459 personas más fueron diagnosticadas.

“La epidemia de VIH en estas regiones se concentra en este grupo poblacional: hombres y población trans que también tiene sexo con hombres”, informa la doctora Zghaib. Así que esta promesa de vacuna está reclutando voluntarios que representen al sector que tiene mayor riesgo de contagio.

Para ello, dice, han salido a los puntos de trabajo sexual de personas transexuales en la Calzada de Tlalpan, Puente de Alvarado, Avenida Sullivan y otros. La idea es acercarse a la población que tiene acceso limitado a redes sociales.

“Hemos estado haciendo recorridos nocturnos en las zonas de trabajo sexual, pese a la contingencia sanitaria; obviamente, con nuestras debidas precauciones”, agrega Natalia Lane, enlace para poblaciones trans del Proyecto Mosaico.

“Uno de estos retos es no generar teléfonos descompuestos, sobre todo en poblaciones tan específicas, como lo son las mujeres trans, porque se corre un poco el riesgo de que se piense que esto ya es una vacuna”.

Y cómo será el proceso del Proyecto Mosaico

A candidatas y candidatos se les aplica un primer cuestionario. Para elegirles, es necesario que sean negativo a VIH, que no estén bajo el tratamiento de Profilaxis Pre Exposición al VIH (PrEP) y que conozcan los detalles del proyecto.

Algo que deben considerar, añade Lane, es que el estudio tiene el diseño de “doble ciego”. Esto quiere decir que a la mitad de los voluntarios se le aplicará el proyecto de vacuna y a la otra mitad, un placebo. Ni ellos ni los investigadores sabrán quiénes han recibido cuál, para evitar cualquier sesgo en los resultados.

Si son candidateables y aceptan, los voluntarios recibirán cuatro dosis del proyecto de vacuna en citas trimestrales durante el primer año. En cada cita se les hará la prueba de VIH y de otras enfermedades de transmisión sexual y, en caso de necesitarlo, recibirán tratamiento médico. También se les ofrecerán preservativos, lubricantes y orientación sexual sobre prácticas de alto riesgo de contagio.

La enfermedad de covid-19 es especialmente peligrosa para quienes tienen comprometido el sistema inmunológico.

De enero a agosto de 2020, las clínicas especializadas Condesa en CDMX realizaron 2 mil 381 diagnósticos nuevos por VIH. 16 mil 768 personas recibieron tratamiento antirretroviral. Al menos 18 de ellas fallecieron por SARS-CoV-2, de acuerdo con el Informe Contingencia 2020, Programa de VIH/SIDA en la Ciudad de México.

Si todo sale bien, hay posibilidades de que en 2024 estemos celebrando que ya hay una vacuna contra el VIH.

El protocolo PrEP en México

Hay otras medidas preventivas de contagio que no son vacunas, pero han resultado altamente efectivas para evitar infecciones de VIH, como el PrEP. Es un tratamiento a través del medicamento Truvada, fabricado por Gilead Sciences Inc y que tiene un precio comercial de 10 mil a 15 mil pesos cada frasco con 30 pastillas para un tratamiento mensual.

La implementación del protocolo PrEP llegó a México, Brasil y Perú en 2018, financiada por la Unitaid, una organización internacional que invierte en innovaciones para prevenir, diagnosticar y tratar el VIH/sida, la tuberculosis y la malaria. Reclutaron de 2 mil 785 participantes, principalmente hombres y personas trans que tienen sexo con hombres en las ciudades de Puerto Vallarta, Guadalajara y CDMX.

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“El PrEP no es para todo mundo, sino solamente para las personas que pertenecen a una población de riesgo. Si yo tengo diversas parejas sexuales, si no utilizo condón o si soy usuario de drogas, entonces ahí sí me conviene tomármela”, explica Ricardo Baruch, colaborador de la International Planned Parenthood Federation (IPPFWHR).

El producto ha mostrado una alta efectividad. Sin embargo, la conversión de los servicios de salud para atender la pandemia por covid-19 afectó el acceso al tratamiento. Casi la mitad de los participantes registrados dejó de asistir a sus citas de seguimiento conforme se extendió el confinamiento, según dio a conocer Heleen Vermandere, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública, en noviembre pasado.

“Muchas personas que dejaron de usar PrEP durante el 2020 probablemente siguieron teniendo relaciones sin condón”, advierte Baruch. “Y entonces, en alguna de ésas, pudieron haber contraído el virus. Eso nos muestra que es necesario que haya una continuidad entre las personas que ya han interiorizado el uso de PrEP como parte de su vida sexual”.

Los retos

En el tema el mayor reto es lograr la cura o la vacuna contra el VIH, añade, pero otro de los principales es la detección de personas infectadas y lograr que acudan a recibir tratamiento a los centros de salud. “Aunque está garantizado para todo mundo, mucha gente no está accediendo y, ahora con la pandemia, tantito peor”.

“Hay personas que llegan a la clínica a pedir sus medicamentos y se los dan hasta varios meses después. Luego regresan y resulta que no hay. Entonces, obviamente van a impactar en el tema de la indetectabilidad, que ya se estaba avanzando bastante. Y ahora, por covid, seguramente vamos a tener muchos problemas nuevos”.

Considera que el futuro del PrEP en México se ve incierto porque, aunque hay recursos etiquetados, no está claro cómo se van a ejercer.

“Implementar PrEP implica muchas otras cosas, implica el hecho de tener personal médico y de enfermería específico para programas como estos. También, tener disponibles análisis de laboratorio para hacer pruebas de VIH, pruebas óseas, de función renal, de función hepática”, aclara.

La labor de investigación científica ha logrado hallar la vacuna para muchas enfermedades que hoy podemos evitar con uno o dos piquetes.

Mientras tanto, seguimos buscando la vacuna para los corazones rotos.

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