Dos viviendas catalogadas con valor artístico por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), ubicadas en el callejón Quintana Roo 93 e Insurgentes Sur 470, en la colonia Roma, han sido dañadas por el proyecto inmobiliario Torre Ubika, construcción que contempla 12 pisos, 58 departamentos y perforará el suelo para construir cuatro niveles subterráneos de estacionamiento.

Así lo dieron a conocer los habitantes de las viviendas afectadas, quienes aseguran que los problemas aparecieron desde enero pasado, cuando comenzaron las obras para demoler una sucursal bancaria que se encontraba en el mismo predio donde se planea construir la Torre Ubika.

“Comenzaron a haber cuarteaduras y cimbramientos. Un día, por el movimiento, pensamos que estaba temblando. Ahora con las grúas que tienen yo no estoy tranquila, pues el brazo termina justo arriba de mi casa. Ya han dañado muros y solo pusieron una lámina para separar los dos predios”, dice Clara de la Cruz, vecina del callejón Quintana Roo 93.

Aunque en julio pasado la obra en Insurgentes Sur 464 fue suspendida, los habitantes de los inmuebles afectados temen que se retome la construcción de la Torre Ubika, debido a que la inmobiliaria Ared –una de las empresas responsables junto a Ch Arquitectos y BuildMex–  obtuvo un amparo, a pesar de que la Consejería Jurídica de la Ciudad de México, el INBA y Protección Civil confirmaron que violaba el permiso de construcción y atentaba contra el patrimonio arquitectónico.

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El 17 de enero pasado, el proyecto inmobiliario obtuvo un dictamen técnico favorable por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI), firmado por la dirección de Patrimonio Cultural Urbano. El documento señala que los responsables de la construcción de la Torre Ubika debían cumplir con la conservación patrimonial de los inmuebles vecinos para llevar a cabo el proyecto de 39.90 metros de altura y 2 mil 958 metros cuadrados debajo del nivel de banqueta, que se destinarían a 87 cajones de estacionamiento.

Además, el dictamen técnico no exime a los responsables de la obra —el DRO-1536 José Cervantes Jarquín y el corresponsable en diseño urbano, el arquitecto Jorge Issac Lara Cortes— de cumplir con el Reglamento de Construcciones para la Ciudad de México y con la Norma Técnica Complementaria para el Proyecto Arquitectónico, que fijan requisitos en diseño, ejecución e instalaciones para asegurar la habitabilidad, seguridad, higiene, servicios y acondicionamiento ambiental en la zona en la que se construirá.

Además, al tratarse de un área de conservación patrimonial, también se debe ajustar a la Norma de Ordenación Número 4, que destaca que las construcciones nuevas tienen que respetar las características del entorno y de las edificaciones que dieron origen al área patrimonial: altura, proporciones, acabados de fachada, entre otras.

Torre Ubika, en el limbo

La situación se agravó a partir del 15 de mayo, ya que, a decir de los vecinos afectados, la empresa a cargo de la Torre Ubika comenzó a construir un muro de concreto a 50 centímetros de distancia de sus casas, lo que provocó desnivel en el suelo, grietas y humedecimiento en paredes.

“Los encargados de la obra nos dicen que nuestros edificios están viejos, que ellos no están afectando nada, pero no han hecho estudios para comprobarlo y los daños son evidentes”, comenta Adrián Flores, vecino del edificio ACRO, ubicado en Insurgentes Sur 470.

Tras la suspensión, la obra de la Torre Ubika quedó inconclusa y los vecinos están en el limbo, puesto que desconocen el estado del procedimiento legal, aunque han solicitado saber los detalles del juicio de amparo que interpuso Grupo Ared o si se ha llegado a una negociación con la inmobiliaria.

Foto: Samantha Nolasco.

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Exigen estudio del suelo

Tras las experiencias por los sismos, los afectados por la construcción de la Torre Ubika exigen el respaldo de las autoridades para que la empresa Sísmica de Suelos realice un estudio y emita una recomendación sobre la obra en pausa.

“No es posible que después de todo lo que ha ocurrido quieran perforar una zona sísmica, un suelo que es arcilloso, que sabemos que no soporta tanto peso. No podemos esperar a que vuelvan a pasar desgracias”, señala Ruth de la Rosa a sus vecinos por medio de un altavoz, antes de mostrar las afectaciones en su departamento del número 93 de Quintana Roo, donde vive con su hermano y sus mascotas.

Chilango buscó a los responsables de la construcción; sin embargo, no recibimos respuesta a nuestra solicitud para una entrevista.

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