Foto: Leo Pérez

14 de marzo 2020
Por: Colaborador

La delegación Gustavo A. Madero, es una fábrica de puños

La alcaldía de la capital chilanga cuenta con una tradición boxística que rinde frutos y que figura como potencia del pugilismo a nivel nacional y mundial.

Rostros hinchados, narices rotas que sangran. La vida sobre la lona se disfruta y se sufre con los guantes puestos. “Les gusta pegarse”, dice el profesor Alejandro Mendoza, pero lo hacen para ganar cinturones, medallas y poner a la GAM como nuevo semillero del box en la ciudad.

Con cerca de 40 años de historia, la Liga Oficial de Box, regida por la Asociación Internacional de Box Aficionado y avalada por la Comisión de Box capitalina, organiza un promedio de 50 funciones amateur al año para foguear a niños y jóvenes que buscan ser profesionales, ir a Juegos Olímpicos o alejarse de las adicciones.

Foto: Leo Pérez

“No voy por ellos. Les hablo, me gano su confianza, me cuentan sus problemas y veo cómo ayudarles. Estudio para apoyarlos dentro y fuera del ring”, afirma el coach Mendoza, presidente de la Liga, reconocido por enderezar caminos con sus propios medios y recursos.

En la GAM se practica el box al aire libre, de camellón, sujeto a las inclemencias del tiempo. Entre costales parchados, techos de lámina, rings de una cuerda y guantes rotos, los gimnasios son también una escuela para la vida.

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Historias de familia

Foto: Leo Pérez

“Este chico no tiene papá. Dice que soy como su padre. No sólo lo entreno:clo llevo a todos lados y le jalo las orejas”, cuenta el entrenador Paco Salazar. “Mi esposa dice que nos llenamos de hijos”.  

–¿Qué ganan con eso? –pregunto.

–Menos delincuentes –responde más rápido que un cruzado de derecha.

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Según el profesor Jorge Montoya, la relación entre coach y peleador también puede ser como un noviazgo en el que te rompen el corazón: “Entrené a ‘El Policía’, peleador con talento, pero me dejó plantado, por más que lo motivé a dejar las drogas y estudiar. Ahora toca puertas de otros gimnasios. Yo sólo pido los derechos de formación”.

Pero de estas tierras surgen sobre todo glorias: actualmente brillan los cinturones de las campeonas Maribel ‘La Pantera’ Ramírez y su hermana Gudalupe ‘La Pucca’ Ramírez. Y quieren más. La GAM fue la que más boxeadores aportó a las finales de la Olimpiada Comunitaria de la Ciudad de México. De 15 que pelearon por medalla, nueve triunfaron.

Foto: Leo Pérez

“Échale candela, Kaleb”, se oye en la grada. Suena la campana y arranca la metralla. La gente grita, se desgañita. Los peleadores resoplan a cada guantazo, sus brazos se enrojecen y la tierra se pega a la piel sudada. Termina la pelea y se dan las gracias porque ahora saben más de ese ring que es la vida. El dolor es lo de menos, el aprendizaje vale más. “El mérito es de los peleadores –dice el coach Salazar–: no cualquiera sube al ring a darse en la madre”.


Algunos campeones de la GAM

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