Se nos fue el mes patrio rapidísimo. Anoto una reflexión, cáusticamente escrita al calor de la penúltima cheve. 

Definitivamente mi parte favorita de Noticias del Imperio (a mi parecer la mejor novela mexicana de los últimos 32 años) es cuando el Emperador Maximiliano junta a su gabinete para empezar a organizar un ejército mexicano que esté listo ante cualquier invasión. Es terrible porque el archiduque se enfrenta a un montón de mexicanos que se botan de la risa cada que dice algo. ¿Ejército? Jajajajajaj. Ese párrafo dejó una huella honda en mi carácter: los mexicanos no nos tomamos en serio nada. Peor que eso: nos pitorreamos de cosas que son realmente de observancia obligatoria. 

Un grupo reducido de ecologistas se presentó el 9 de septiembre enfrente de Palacio Nacional con el objetivo de entregarle a nuestro presidente una petición en la que se solicita que se dicte declaratoria de emergencia climática en el país. Que cada uno sea Greta a su manera. Estaban los ambientalistas en lo suyo cuando comenzó a sonar una atronadora música de mariachi. Eran “Las Mañanitas”, seguidas de “Cielito Lindo”. Qué lindura. 

Sumaban cerca de cuarenta mariachis. Venían desde Tlapala, “la cuna del mariachi”, exigiéndole a Andrés Manuel apoyo para comprar un terreno que ayude a que la plaza cívica en Chalco crezca. Al parecer ya no se dan abasto con la cantidad de turistas y visitantes que se dan cita ahí cada fin de semana. 

Honestamente: no conozco. Me meto a Google Maps. Pues sí se ve bastante pequeña la plaza y llena de personas con ganas de entonar los éxitos dolorosos. Qué cosas. Irónicamente este segundo problema en parte es lo que provoca el primero, el de los ecologistas, cuyo grito quedó enteramente silenciado por el “Hermoso Cariño” cantado a coro. Sus pancartas atiborradas de mensajes nada podían contra una trompeta que parte el día en dos, sabroso. 

El otro día me preguntaron que qué acontecimiento evitaría en la historia de México. 

No supe qué responder. 

No tengo claro a partir de cuándo dejamos que imperara el pitorreo, el meme, la carcajada puerca. Ojalá fuéramos una sociedad que se toma más en serio. Esa mentira de que nos da risa la muerte es uno de los principales enemigos. 

El problema de que acabe septiembre, el mes del Testamento y de la pachanga tricolor, es que da inicio la etapa final del año. El ahora llamado Maratón Príncipe de la Canción–Reyes. Una fase de aún más pachanga y bebedera y aguinaldos y fiestas de la oficina y posadas y todos disfrazados de Coco cantándole al presidente para que se moche con los Sabritones. 

Me encanta la fiesta, pero en algún momento tenemos que hacer el más leve recogimiento nacional.

¿Ejército? Jajajajjaajaj ¿Literatura mexicana? Jajajajjaajaj ¿Nos quedaremos sin agua en unos años? Kakle kakle.

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