50 años han pasado desde la matanza de Tlatelolco en 1968. Mucho se ha hablado de este tema; sin embargo, cinco décadas después todavía siguen saliendo detalles acerca de esa noche en la Ciudad de México (CDMX) y prueba de ello es esta crónica de Gaceta UNAM.

2 de octubre y la matanza de Tlatelolco

Horas antes del mitin en la Plaza de las Tres Culturas dos portavoces del Consejo Nacional de Huelga (CNH) se reunieron con dos representantes presidenciales; el objetivo era establecer el diálogo entre los estudiantes y el gobierno. No se llegó a ningún acuerdo, sin embargo, los alumnos consideraron esta reunión bastante positiva.

En cuanto a la marcha, el CNH acordó que aunque sí realizarían el mitin en Tlatelolco, la marcha al Caso de Santo Tomás, quedaría suspendía por considerarse peligrosa.

La crónica de Gaceta UNAM detalla que alrededor de 10 mil personas se dieron cita en la Plaza de las Tres Culturas. Además de estudiantes, al lugar llegan vendedores, niños, padres de familia y curiosos, así como periodistas, quienes se colocaron en el tercer piso del edificio Chihuahua.

“Desde el edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores,ubicado a un costado y a donde llegó en las primeras horas de la mañana en compañía de camarógrafos y técnicos, y con ocho cámaras de cine de 35 milímetros, el cineasta Servando González dirige la filmación del mitin, obedeciendo las órdenes de Luis Echeverría, secretario de Gobernación”, se explica en la crónica.

A las 18:10 cuando dos oradores habían terminado de hablar, uno de los dos helicópteros que se encontraban en el sitio arrojaron dos luces de bengala: una verde y una roja; mientras un grupo de soldados avanza hacia la plaza.

“Sócrates Amado Campos Lemus, uno de los líderes del CNH, le arrebata el micrófono a Anselmo Muñoz, y grita: ‘¡Calma, compañeros, no corran, es una provocación!’”

Pero no era una provocación. Inmediatamente se escucharon detonaciones de armas. Todo en el sitio es confusión y los asistentes corren en distintas direcciones; mientras que los soldados suben las escalinatas de las ruinas para intentar cercar a la gente.

Los militares se tiran al piso y comienzan a disparar. Jóvenes de civil, con un guante o pañuelo blanco en la mano izquierda (pertenecientes al Batallón Olimpia) disparan hacia la plaza desde la azota de los edificios Chihuahua, 2 de abril, 15 de septiembre, entre otros.

Algunas personas se protegen, otros consiguen esconderse en los departamentos de la zona, algunos más caen heridos en la plaza, mientras que otros intentan entrar a la iglesia de Santiago Tlatelolco, pero nadie les abre.

“Conforme la noche cae, los disparos se van espaciando cada vez más, pero no cesan del todo. Los soldados peinan la zona (incluso ingresan por la fuerza en muchos departamentos de la unidad habitacional) en busca de más estudiantes y miembros del CNH. La Unidad Nonoalco-Tlatelolco, sin luz y sin servicio telefónico, permanece acordonada por el Ejército”.

El fotógrafo de Luis Echeverria toma fotografías de todo; en tanto los militares confiscan las cámaras de fotógrafos nacionales e internacionales. Elementos del Batallón Olimpia, militares, miembros de la Policía Judicial Federal y de la Dirección Federal de Seguridad obligan a los detenidos a quitarse la ropa y mantener los brazos en alto.

“En la Plaza de las Tres Culturas y entre las ruinas prehispánicas se aprecian manchas de sangre, bolsos de mujeres, zapatos desperdigados y prendas de vestir también ensangrentadas”.

Cerca de las 23 horas, cuando un grupo de detenidos es sacado de la zona empieza una nueva balacera entre soldados y francotiradores.

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Los heridos son llevados a varios hospitales. En el Hospital Rubén Leñero, el de Balbuena y el Central Militar, entre otros, tienen a varias personas muertas; mientras que los detenidos son llevados al Campo Militar Número uno.

La versión oficial por parte del director de prensa de la república, Fernando M. Garza, afirma que hay 20 muertos, 75 heridos y más de 400 detenidos. Por último señala que la tranquilidad de los Juegos Olímpicos está garantizada.

En tanto Marcelino García, secretario de la Defensa Nacional, detalló que acudieron a la Plaza de las Tres Culturas a petición de la policía local para controlar un tiroteo entre dos grupos de estudiantes.

García detalló que, mientras el ejército llevaba armas reglamentarias, los estudiantes portaban metralletas.

Los hechos no se detuvieron el 3 de octubre

Todos los medios hablaban de los hechos. “Balacera entre francotiradores y el Ejército, en Ciudad Tlatelolco” citaba Novedades; mientras que el Sol de México titulaba “El objetivo, frustrar los XIX juegos”.

En la plaza todo es desolador. Vidros rotos, fachadas destrozadas, son parte de la evidencia de los hechos del día anterior. Todavía quedan soldados en la plaza y la unidad Nonoalco-Tlatelolco está acordonada. Los cateos continúan, por lo que los vecinos deciden irse de sus hogares.

Hasta ese momento eran —oficialmente— 30 muertos, 53 heridos graves y más de dos mil detenidos. Una gran cantidad de gente abarrotaba distintos sitios en busca de heridos, muertos o detenidos.

El Senado justifica la agresión, la cual califica como “hechos en contra del ejercito”. Además, Luis Cueto, jefe de la Policía Preventiva del Distrito Federal explicó que los padres son culpables de la tragedia por “no aconsejar debidamente a sus hijos ni conminarlos a abandonar la actitud que hasta ahora han seguido”.

A escasos días de que se realicen las olimpiadas se decide no suspenderlas y también retirar a todos los soldados que vigilaban la Villa Olímpica.

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