“A todos diles que sí, pero no les digas cuándo, así me dijiste a mí, por eso vivo penando”… ¡Ay, dolor, ya me volviste a dar! El ambiente es festivo, la musica resuena en cada rincón, pero no es una fiesta. Es la escuela de mariachi en CDMX.

A la Plaza de Garibaldi, donde está la escuela Ollin Yoliztli, los aprendices de mariachi llegan sin mochila. En su lugar cargan un instrumento.

Unos llevan guitarra, otros el guitarrón, pero también hay quienes traen vihuela, un violín, su arpa o la trompeta.

Lee: Verdes, rojas y de mole: ya hay fecha para la Feria de la Enchilada 2022

10 años de historia de la Escuela de mariachi en CDMX

Hace una década, en noviembre de 2011, la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) declaró al mariachi como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

A raíz de eso, se decidió crear una escuela dedicada a esta música.

La Escuela del Mariachi en CDMX inició operaciones en 2013 y hasta ahora han egresado siete generaciones.

El plan de estudios dura cuatro años y, en ese tiempo, los estudiantes se especializan en un instrumento y aprenden sobre la historia de la música, a través de materias teóricas y prácticas.

“Tenemos materias en las que ellos tocan un instrumento, también por secciones y luego el ensamble completo. Tratamos de hacer agrupaciones completas desde el primer año. En esas materias, los alumnos conocen el trabajo en equipo, hacen el ensamble y manejan el repertorio”, explica Vanessa Velasco, directora de la Ollin Yoliztli, en entrevista conChilango.

Lee: A cantar y bailar gratis en el Festival de Mariachis en CDMX

Los profesores son especialistas. Tienen más de 40 años de experiencia e incluso hay quienes han formado o son parte de agrupaciones como el Mariachi Vargas, el de América y el Gama 1000.

Tras concluir sus estudios, los alumnos egresan como técnicos medio superiores como músicos de mariachi con dominio en guitarra, guitarrón, vihuela, trompeta o arpa.

“La visión es que una vez que egresen puedan aspirar o tener una plaza en una agrupación de renombre y la capacidad para hacer sus propios arreglos musicales, dirigir sus propias agrupaciones y para, de alguna forma, ser emprendedores.

“No solo serán buenos instrumentistas sino que tienen la capacidad de organización y dirección”, dice Velasco.

Entérate: ¿Pozole o pambazos? Cena del grito te costará 20% más este año

Cultura y tradición

Ollin Yoliztli
Fotos: Francisco Rodríguez // Cuartoscuro.

Si bien no se tiene claro cómo surgió el mariachi, se cree que su existencia se remonta hasta el siglo XVI; sin embargo, fue hasta la mitad del siglo XX cuando se consolidó.

Además, tiene raíces indígenas y afrodescendientes, de acuerdo con la Dirección General de Culturas Populares Indígenas y Urbanas.

El mariachi se distingue por ser música vernácula, es decir, que se transmite y transforma de manera oral de una generación a otra y en la Ollin Yoliztli buscan mantener esta tradición, por lo que incluso tienen una materia sobre la identidad de este género.

“La principal diferencia (con una escuela de música tradicional) es que aquí también nos enfocamos y tratamos de mantener lo que se enseñaba de manera oral.

“Tratamos de mantener ese estilo para que, a la hora de que tomen sus clases, afinen su técnica sin dejar a un lado la tradición, el estilo, lo que los mexicanos conocemos como el sabor o el corazón con el que se toca el mariachi” detalla Velasco.

Lee: Recomendaciones, accesos y todo lo que debes saber si irás al Zócalo al grito

¿Cómo ser alumno de la Ollin Yoliztli?

Fotos: Francisco Rodríguez // Cuartoscuro.

Velasco es clara al señalar que el primer requisito es ser apasionado del mariachi y conocer el instrumento que quieres tocar y la música.

“Esta no es una escuela de iniciación”, afirma.

La escuela acepta a alumnos de entre 16 y 30 años, quienesparticipan en la convocatoria que se publica en marzo o abril en la página de la Secretaría de Cultura.

“A veces se dice que hay que rescatar la música de mariachi, pero no necesita ser rescatada, necesita ser difundida, consumida.

“Es básico y esencial que nos apasionemos por nuestra cultura, la defendamos y propaguemos”, concluye Velasco.