El glaciar Ayoloco, uno de los más importantes del país, fue declarado oficialmente extinto. Su ausencia impactará en la disponibilidad de agua y regulación del clima.

Investigadores, vulcanólogos y montañistas de la UNAM escalaron hasta la cumbre del Iztaccíhuatl para instalar una placa cuyo mensaje dice:

“A las generaciones futuras: Aquí existió el glaciar Ayoloco y retrocedió hasta desaparecer en 2018. En las próximas décadas los glaciares mexicanos desaparecerán irremediablemente. Esta placa es para dejar constancia de que sabíamos lo que estaba sucediendo y lo que era necesario hacer. Solo ustedes sabrán si lo hicimos”. 

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El principal efecto de su extinción es la disminución en la cantidad de agua que a la que tendremos acceso; además, sin las masas grandes de hielo en la parte alta de las montañas, la temperatura se incrementa, explicó Hugo Delgado Granados, investigador del Instituto de Geofísica (IGf)

“Esta pérdida impactará de manera definitiva en el curso del agua, la flora y la fauna al ser en estas cumbres donde se origina el líquido”, precisó el investigador. 

El Glaciar Ayoloco no solo tiene relevancia en el ámbito ecológico, también ha sido protagónico en las artes visuales, fotografía filmografía y, en particular, en la literatura mexicana.

Con la colocación de la placa, con motivo del proyecto universitario México 500 –que intenta “hallar el pasado en el presente”– se pretende encontrar las marcas de este volcán al que nombramos Iztaccíhuatl, que en el pasado fue una “mujer dormida” llena de referencias relativas a la blancura y la nieve, pero que hoy es del color de la tierra.

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