No se cansaban de levantar sus brazos en son de triunfo, al ritmo de la música. Al contrario. Lo impulsaban con fuerza. La razón: celebraban que Pulp por fin llegaba a un escenario mexicano. Está bien, quizá no lo hacían en ese sentido y más bien se dedicaban a disfrutar la música, el baile y el dramatismo que Jarvis Cocker desató en el escenario.

Aunque no, no sólo hubo luces,brincoteos ychocolatesque el vocal repartía entre quienes estaban en primera fila: En los casi 150 minutos que duró el concierto predominó la nostalgia de quienes estaban resignados a nunca escucharlos en vivo y que ahora veían su sueño de años atrás convertido en sudor y canto.

El concierto con el que el Palacio de los Deportes arrancó la semana comenzó con una serie de mensajes proyectados sobre una delgada tela negra que también dejaba ver movimiento detrás: el de la banda tomando sus lugares.Lo que PULP enviaba eran saludos: ¿Cómo están? ¡Quiero escucharlos! ¡Hagan ruido! No los escucho. ¿Están listos?

Para entonces ya resultaba cansado leer tanto, ¡queríamos escucharlos! Pero ellos insistían: ¿Es esto lo legal? ¡Buenas noches, México! ¿Recuerdan nuestra primera visita? Entonces los rostros de sorpresa; sólo bromeaba, ésta era su primera vez en nuestra ciudad. Durante el resto del show continuó feliz: cuando hablaba en español y hacía sonreír a los más de 18 mil fans que cantaban en silencio al ritmo de los coros.

Después de los saludos de inicio, y de haber visto la proyección de un delfín –¿Quieren ver un delfin?, habían preguntado–, letras delineadas en rosa y azul: luces de neón formaban la palabra PULP.

Quince pantallas arrojaban imágenes con intensos colores; otras dosa los lados del escenariomostraban alos integrantes de la bandaen blanco y negro. Iniciaron con Do You Remember the First Time?, como lo hicieron en Coachella y como lo habían venido haciendo en sus conciertos anteriores,y siguieron con Joyriders.

Somos PULP, decía. Cabron me, decía. Leía el setlist que tenía pegado en el suelo. “De acuerdo con esto sigue…”, y tomaba la guitarra para cantar Something changed.

Los súper éxitos vinieron rápido, en su sexta pieza llegó Disco 2000, después de habernos preguntado si queríamos bailar. Como era obvio, los saltos no faltaron. También interpretaronUnderwear, Bar Italia y cerraron el primer capítulo con Common People

Desde que las luces se prendieron y hasta que se apagaron, Jarvis demostró su dominio en el escenario: bailaba moviendo sus caderas, se tiraba al suelo, daba las gracias de espaldas, de cabeza, mirándonos al revés, bríncaba para bajar de las bocinas, se movía de un lado al otro del escenario, se quitaba el saco, la corbata, se acostaba boca abajo y fingía tener un cuerpo debajo.

En algún momento de la noche bajó del escenario para saludar a sus fans. Lo hizo acompañado una lámpara con la que iluminaba los rostros de los que estaban en las primeras filas y una cámara que registraba sus gestos y la emoción de quienes habían logrado verlo más cerca de lo que esperaban.

Al regresar al escenario cantó I spy. Y entonces, por primera vez, dejó de escucharse la voz de Jarvis y sonó un eco que hizo que se le enchinara la piel a más de uno.

Después de haber tocado las primeras 17 canciones, Pulp realizó la acostumbrada partida para regresar segundos después y cantar tres temas más:Ou, Help the aged y Mis-Shapes. Amenazaron con partir luego de interpretarParty Hard y Little Girl, pero no les bastó con 22 canciones. Querían más.

Así que PULP encendió a los que aún no dejaban el Palacio con Live bed showy Monday morning, con las que ahora sí dejaron el escenario.

Nosotros quedamos satisfechos. Jarvis es EL frontman. La banda se lució en el escenario y no sólo tocó más de lo que había prometido sino que nos cumplieron el capricho y tocaronmás de una de las rarezas que esperábamos.

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