Imagina que un día se cruza en tu camino una gata negra, que luego descubres que proviene de un lugar que podría ser imaginario o un rincón de alguna realidad que desconoces: Pachacutí. Primero te asusta, pero luego descubres que antes que ser un mal augurio, estabas de la mejor de las suertes. Eso ha pasado a muchos de quienes hemos descubierto la música de Kali Mutsa.

Baile, psicodelia y folclor imaginario se dan cita en la música de esta artista genial chilena que probablemente no tenías en el radar, pero que, si llegas a tiempo el próximo sábado para verla en Ceremonia, caerás bajo su influjo.

Y cuando la rastrees en la red para saber más de ella, además de descubrir los malabares lingüísticos que ha hecho la crítica para describir lo que hace –como llamar a su música tropigipsy por sus coqueteos con la cumbia o el reggaetón y las sonoridades gitanas, o describir todo su performance como un cabaret futurista de un pasado distante–, sabrás que detrás de Kali Mutsa (“gata negra” en romaní, el idioma gitano) se halla la actriz chilena Celine Reymond.

Celine nació en 1980 en Santiago, donde la conocen por haber protagonizado populares teleseries, mientras que Kali Mutsa es una anciana de casi un siglo de edad que llegó a hechizar oídos allá por 2010 y que, se dice, proviene del valle de Pachacutí. Sus canciones/conjuro hablan de reinas guerreras, tumbas bastardas, dioses del maíz, colibríes que hablan… Mundos fantásticos que se sienten como pasadizos laberínticos tapizados de telas exóticas, pisos con tejidos aymaras e imágenes esotéricas de múltiples orígenes, mientras al fondo de cada corredor se escucha sonar la cumbia, algún violín gitano o ritmos que inducen al trance.

Kali Mutsa llega a Ceremonia con un álbum en preparativos –en el que colaborará con la artista visual Orly Anan–, un EP todavía fresco (como toda su producción, en realidad), Mesmer, publicado el año pasado por el sello londinense EDMK e inspirado en Franz Mesmer, aquel doctor del siglo XVIII a quien Wikipedia consigna como el padre de la hipnosis moderna y que desarrollara lo que llamó “magnetismo animal”, un concepto detrás del que se hallaba la posibilidad de curar el cuerpo con energía.

Esa colección de seis canciones producidas por Erasmo Parra y Pablo Stipicic, que abordan las capacidades extrasensoriales, pueden ser experimentadas como una séance en la que invoquemos el espíritu de aquel médico europeo. Una sesión espiritista como son en realidad también sus conciertos. ¿Te atreverás a integrarte a la de este sábado?

Mesmer

Souvenance (Remixes)