Lejos de los contingentes que se organizan en la Plaza de las Tres Culturas para marchar rumbo al Zócalo capitalino con motivo del 53º aniversario del 2 octubre; en el Núcleo Vecinal 104 de la Colonia Morelos los residentes existen -y resisten- desde el arte y la cultura.

“¡2 de octubre, no se olvida, es de lucha combativa!”, clama el orador en turno al micrófono, frente a un puñado de vecinos quienes dispusieron de un rincón de su unidad habitacional para organizar una convivencia artística. Hay comida –cocinada y servida por los propios inquilinos-, además de una sesión de dibujo de figura humana con modelo presencial. Quisieran haberlo hecho en un centro cultural en forma, para gozar de una mayor participación vecinal. Desafortunadamente, las autoridades locales les negaron esa oportunidad de último momento, argumentando falta de papeleo. Eso no los detuvo. Rehabilitaron con sus propias manos un espacio abandonado y lo convirtieron en un punto de reunión que no sólo benefició a su cruzada artística, ya que esa recuperación perdurará para los habitantes del lugar. Son los Ilustres de Tepito, al rescate de su identidad y entorno comunitario.  

Núcleo Vecinal 104: la identidad de Tepito

Nosotros ponemos la aportación y tratamos de hacer coincidir los tiempos de la gente, porque todos tienen sus diferentes actividades y es bien difícil. Es un proyecto que llevo 6 años trabajando y tratando de que culmine en esto. Tepito está sufriendo por una transformación canija. Entonces, necesitamos que los chavos y los niños y las nuevas generaciones sepan que no todo es el Chapo Guzmán, ni esas cosas. Nosotros tenemos identidad, como tepiteños, y eso es lo que se está perdiendo, si no lo rescatamos con gente ilustre como ellos

El señor Ubaldo Cobos es el representante del Núcleo Vecinal 104. Se trata de uno de los muchos alojamientos y complejos habitacionales que serpentean, se esconden y florecen entre Tepito y la Morelos. Es amplio en su patio central y breve en la altura de sus edificios. Dos hileras aliñadas frente a frente, de un homogéneo color rojo ladrillo. Se han aliado con el Colectivo Mur-Art e improvisaron una sala de dibujo al aire libre. La modelo es Luna Oz, musa del segundo movimiento de muralismo mexicano y portavoz del reconocimiento de la modelo en el arte a través de dicha disciplina.

Tizas por ahí, lápices por allá, crayones por acullá. Aquí lo importante no es la calidad del material con el que se trabaja, si no el espíritu y talento comunal. Incluso algunos retratos y obras de arte están inmortalizadas en posters reciclados, que advierten sobre el uso de cubrebocas en tiempos de pandemia.

Con este proyecto queremos enseñarla a la gente qué tenemos que echarle la mano a Tepito. Que tenemos que ayudarlo y hacer algo por las nuevas generaciones. Que no se pierda la identidad como tepiteños, que nos identifiquemos con la gente, que respetemos a la gente mayor. Es un honor conocer a gente trabajadora. Honorables en toda la extensión de la palabra. Hay mucha gente que debe ser reconocida. 

El barrio es mucho más que solamente bravo

Entre los invitados a la jornada artística de los Tepiteños Ilustres se encuentra la señora Silvia Hernández Cortés, una de las primeras restauradoras de organillos musicales en el centro de la ciudad, quien heredó y aprendió empíricamente el oficio que hoy día sigue desempeñando. Naturalmente también hay caras jóvenes en la reunión, entre ellas la de Jael Bautista. Tiene 22 años de edad, nacido y criado en el Barrio Bravo de Tepito. Su aportación a la cultura e identidad comunitaria recae en la música. Ha montado en un diminuto espacio aledaño al Núcleo Vecinal un estudio de grabación. Se llama 420 Music Ltd, del que es dueño y fundador. A sus 22. 

¿Qué intento hacer con esto? En el barrio hay mucho talento, hay mucha gente que canta, hay mucha gente que escribe, ¿pero por qué no se explota ese talento aquí? pues porque no todos tienen la accesibilidad de decir “voy a un estudio de música”. Sí hay estudios de música en México, pero, lamentablemente, son muy elitistas y son estudios que son muy caros y no están al alcance de cualquiera.

Yo culturalmente lo que hago es meter la música porque sí los tepiteños conocieran una cabina de grabación, te apuesto que no habría tanta delincuencia. Hay miles de vecinos, pero, de esos miles, ninguno tiene esa visión de decir “aquí vamos a cambiarle la máscara a Tepito”. Porque en Tepito no solo hay drogas, no solo hay armas. Y quien venga a Tepito solamente a conseguir eso, es un pendejo. Porque Tepito no sólo es eso. Es arte y cultura. 

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Arte, música y raíces para explotar el talento

Cae la tarde en el Núcleo Vecinal 104, y el mercado milagroso de Tepito comienza a levantar sus lonas y fierros. La convivencia de los Tepiteños Ilustres llega a su fin, no sin antes sentar un precedente sobre lo importante que es reforzar los lazos comunitarios a través del arte, la cultura y la creatividad. Hacer el trabajo que las autoridades no quieren hacer. Señalarle un camino diferente a las infancias y juventudes de zonas barriales, para que encausen correctamente el potencial que yace en ellos. Don Ubaldo está convencido que detrás de un cuerpo social unido, las bellas artes serán capaces de rescatar a las nuevas generaciones de ese oscuro futuro que muchos se empeñan en profetizarles. 

Nosotros estamos haciendo un mural. Lo que queremos hacer es contar la historia de Tepito y sus personajes, pero, desgraciadamente, los centros culturales que tenemos aquí nos cierran las puertas por intereses económicos, políticos. No nos dejan tener estos eventos. Somos artistas autodidactas, pero también necesitamos estar respaldados por gente profesional

Este es nuestro barrio y tenemos que cuidarlo. Tenemos que enseñarles a los chavos que hay cultura. Esperamos que las nuevas autoridades propongan a gente que recupere estos espacios y que sean para los tepiteños. Para los chavos que quieren empezar a hacer algo, pero bien encausados. Eso es lo que necesitamos; quiero que mis hijos tengan la oportunidad de tocar un instrumento y que lo podamos hacer aquí cerquita. Que podemos ingresar a estos centros culturales. Queremos que nos den la oportunidad de que estos jóvenes se conviertan en gente de bien.

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