El 3 de julio del 2021 abrió una nueva galería en la Ciudad de México. Está en el corazón de la Colonia Roma, en el número 130 de la calle Campeche; es homónima a la calle y hospeda arte contemporáneo. Su exposición inaugural se llama La Luz Proviene de Ahí y  muestra nuevas obras de seis artistas mexicanas. 

Retratos surrealistas de la mexicana Astrid Terrazas

El espacio no es muy grande –50 metros cuadrados–, pero es amplio. Desde la puerta se pueden ver las piezas de todas las participantes de la exposición, y al fondo, del lado izquierdo está un lienzo muy grande, de dos metros por uno cincuenta. En uno de los flancos del marco cuelga una trenza de pelo artificial y los elementos pintados con acrílico tienen un efecto de aspiradora: no hay forma de observar esta pieza –hecha por Astrid Terrazas– y no quedarse ahí por horas. 

Artista: Astrid Terrazas. Foto: Galería Campeche por Ramiro Chaves.

“Esta fue la primera pintura grande que hice”, platica Astrid en una videollamada desde Nueva York, donde ha vivido por siete años –y tiene nada más 25 de edad–. Hacerla de ese tamaño fue sugerencia de su psicóloga. “Tenía muchos problemas con mi imagen. Tuve problemas alimenticios, que mejoré y ya no han sido problema, pero al hablar con mi terapeuta me dijo: qué tal si haces pinturas que sean tan grandes que tengas que usar todo tu cuerpo, tienes que en realidad estar ahí presente, como alguien con piel, con todo”, explica la artista, sin media vergüenza, empoderada por su historia. 

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Historias encaminadas a un impacto emocional

Esta es la primera vez que Astrid Terrazas expone en México, pero en su breve carrera ya ha recorrido muchos espacios artísticos. Al mismo tiempo que su pieza cuelga en la Galería Campeche, también muestra otra en Roma, Italia. En Nueva York ha participado en múltiples exposiciones, casi siempre organizadas por amigos y compañeros de clase, pero la primera grande, en la que se sintió realmente artista, fue apenas hace casi un año, en una galería en Manhattan llamada Gern en Regalia. 

“Después de eso como que todo empezó a pasar bien rápido, porque de ahí me vieron otros curadores, gente de galerías y me empezaron a preguntar…”, platica Terrazas. A sus brevísimos 25 años esta artista está causando revuelo en el mundo artístico. En verano participará en otra exposición en Nueva York, ya colaboró con la diseñadora de modas Paloma Wool y está  previsto que el próximo año haga su primera exposición solista aquí en la Ciudad de México.

La pieza que está expuesta en la Galería Campeche se llama “Cantando himnos en el jardín atrás de Walgreens”. Tiene muchos elementos, símbolos: el cuerpo de una mujer que se cubre los senos es la imagen principal y la rodean talismanes. Del otro lado hay unos rostros que parecen lunas o perlas grasientas que miran a la mujer. Brotan ramas de unas piedras. Astrid Terrazas es una surrealista mexicana, claramente; una de sus artistas favoritas, me cuenta, es Remedios Varo.

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Entre Ciudad Juárez, Texas y Nueva York

Astrid Terrazas nació en Ciudad Juárez, Chihuahua. Vivió ahí hasta casi sus ocho años, que su familia y ella se mudaron a Dallas, pues su papá, periodista, no estaba muy seguro trabajando de ese lado de la frontera. Estudió en un highschool enfocado al arte y después se fue a Nueva York para estudiar en el Instituto Pratt, de donde se graduó en el 2018.

Creció escuchando las historias de su mamá de cuando vivía en un rancho, en Nuevo León. “Su familia materna eran curanderas, entonces tiene muchísimas historias de ellas y de la gente que acudía a ellas”, dice Terrazas; “Muchas de mis piezas son cuentos que me ha dicho mi mamá”. Siempre encontró en el arte la mejor forma de expresar las cosas que pasaban por su cabeza, ya fuera dibujando, pintando o haciendo cerámica. 

Curanderas, psicología y conversaciones visuales

En su página web dice que ella re-escribe historias. “Son historias que llevan traumas personales y comunales hacia una sanación tangible. Terrazas usa motivos recurrentes como artefactos de protección, que pretenden lanzar un hechizo de cuidado a quien sea que se encuentra con ellos”. Toma sus experiencias –como hizo en la pieza expuesta en Campeche– o lo que le contó su mamá y lo narra, a través de símbolos y figuras. Por ejemplo, las trenzas, que utiliza en muchas de sus obras, representan la conexión con su familia y los toros o animales grandes y con cuernos son una muestra de la ansiedad. 

Utiliza las figuras para imprimir en los lienzos sus sentimientos. “Cuando el sentimiento que yo tenía en mi pecho ya está en la pintura, ya no quiero hablar con esa pintura. Tal vez hablamos después pero ahorita no”, explica Terrazas; así es cuando sabe que terminó una pieza. Sus pinturas –y también cerámicas– son emociones desaforadas del cuerpo y con finales felices: son las historias que se necesitan escuchar en este mundo.

Astrid Terrazas en su estudio.

Si quieres conocer más sobre la surrealista mexicana Astrid Terrazas, date una vuelta por su sitio o visita la exposición La Luz Proviene de Ahí en Galería Campeche.