El medallón de Sor Juana estuvo enterrado por años, fue de la hermana de un presidente y terminó en el Museo Legislativo.

Hace 352 años, para ser precisos, la novicia jerónima Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana tenía solo 18 años cuando tomó todos los votos de clausura monástica y le sumó uno extra al juramento. La sororidad, las letras y poesía, con las que tomó el nombre de Sor Juana Inés de la Cruz.

Sor Juana Inés de la Cruz nació en Nepantla en 1648, es la poetisa novohispana más importante de Iberoamérica, también se le conoce como la “Décima Musa”.

Medallón de Sor Juana
Foto: Museo del Palacio Legislativo
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El camafeo (medallón) de Sor Juana, con el que sale en los retratos, es una codiciada reliquia que se le atribuye a la también llamada “Fénix de América”. Esta pieza se aloja en el Museo Sentimientos de la Nación y en 2019 se armó una muestra especial dedicada a la “Décima Musa”.

Este medallón se sale de la curaduría del museo, luce por su historia y valor cultural. El camafeo de carey data del siglo XVII, se ve desgastado, pero unos detalles muy minuciosos delatan las reminiscencias del barroco.

¿Cuál es la historia del Medallón de Sor Juana?

La pieza (no se sabe con exactitud) se dice que perteneció a la más grande intelectual del periodo barroco, poetisa, autora de villancicos, obras de teatro y hasta de recetarios de cocina.

Sor Juana vivió gran parte de su vida en el convento de San Jerónimo en la Ciudad de México. Al morir fue enterrada dentro del convento, vestida con el atuendo de monja, se le colocó un rosario y el tan famoso medallón de carey.

Años después, en los 90, en un terreno de la hermana del presidente López Portillo, arqueólogos encontraron varios entierros del Convento de San Jerónimo en donde ahora está ubicado el Claustro de Sor Juana.

El arqueólogo, Arturo Romano Pacheco, se basó en los retratos de Sor Juana para declarar que había encontrado la osamenta de la monja junto al camafeo de carey. A pesar de que nadie hizo pruebas a los restos o se aclaró, si era o no la osamenta de Sor Juana, Margarita López Portillo se adueñó del medallón.

Fue en noviembre de 1995 cuando el nombre de Sor Juana se colocó con letras de oro en el Palacio Legislativo, esa fecha se cumplían 300 años de la muerte de la poeta. El medallón fue cedido al Museo Legislativo para ser exhibido al público en dicho museo.

Una pequeña vitrina acompañada con una leyenda sencilla indica que tal medallón fue de Sor Juana (aunque no se ha comprobado que fue a la monja). El rumor de un anillo en el que se autorretrato sigue vigente y la reliquia permanece desaparecida.