Las pequeñas tragedias ajenas suelen hacer las mejores comedias: en esta historia matrioshka (con una obra que ocurre dentro de la obra), los actores sufren su tremenda ineptitud, tropiezan con las cosas en el escenario, incapaces de montar siquiera una escena de la pieza de suspenso que tratan de levantar como agrupación universitaria.

El teatro físico y el arte del clowning sostienen este texto que se ha montado en una decena de países, casi siempre con un éxito rotundo: ganó la mejor comedia del año en los premios Olivier 2015 (Londres) y la mejor escenografía en los Tony 2017.

Un gozoso disparate que, dice su tagline, “supera una maratón de Monty Python”: la protagonista que queda inconsciente, uno de los actores es tan malo que no puede hacerla ni de cadáver; hay puertas, marcos y salidas que golpean constantemente la impericia de los pobres actores universitarios. «De hecho, el escenario es nuestro noveno personaje», dice el director británico Mark Bell, quien viene desde Londres a supervisar esta inusual puesta en escena en México, donde casi nunca hay dinero para un escenario de estas magnitudes.

«Es muy importante que el escenario sea así porque juega con los personajes. Se supone que es la Mansión Haversham, aislada en medio de una tormenta de nieve, donde buscan al culpable del asesinato a sangre fría la noche de una fiesta de compromiso», dice Bell, famoso en Londres por sus comedias mordaces. «Es una comedia física, con muchas técnicas de clown, una coreografía con gran detalle para mantener el rigor de la comedia. Para el público se presenta de manera suave, pero para los actores es un trabajo coreográfico muy puntilloso».

La actriz Irene Azuela explica que el truco es mantener todo muy simple: «Estos personajes funcionan en la medida en que se toman en serio sus tareas y cuando las cosas salen mal se vuelven vitales, como en una tragedia. De hecho, ¡para ellos esto es toda una tragedia!», ríe Azuela, y Bell, el director, ahonda en la ironía: «¡Ellos creen que están montando El rey Lear!». Pobres actores universitarios a los que todo les sale mal –y afortunados nosotros que somos convidados a su tremenda desgracia, un caballo de Troya que va por la conquista de nuestro buen ánimo.

La obra que sale mal

Teatro Helénico (Av. Revolución 1500, Guadalupe Inn).

De: Henry Lewis, Jonathan Sayer, Henry Shields.

Dir: Mark Bell y Jerónimo Best.

Con: Irene Azuela y Artús Chávez.

Jue-sáb 20:30 h; sáb 18 y 20 h; dom 17 y 19:30 h, $450.

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