La casa de los delfines es un patrimonio histórico de la capital, en su fachada puedes encontrar delfines (¿sirenas?).

En 1786 los trabajos de ampliación del drenaje profundo en la Ciudad de México apenas iban tomando forma. El Lago de Texcoco comienza a reducirse y deja los llanos de lo que hoy conocemos como San Lázaro, en todo este terreno libre; la ampliación del barrio.

Pero en ese año, también, se edificó una de las casas más emblemáticas en el barrio de San Ángel: La casa de los delfines. Esta casa ha sido catalogada como monumento histórico.

El inmueble, cuyo nombre aparece tallado en piedra en la entrada principal, destaca por los tallados con figuras medievales, animales acuáticos y figuras religiosas.

Aunque muchos dicen que son delfines los que protegen los flancos de la casa, si te acercas verás que se parecen más a las sirenas.

¿Cómo empezó la historia de La casa de los delfines?

Cerca del siglo XIX el barrio de San Ángel aún se encontraba un tanto aislado de la capital. Según recoge el sitio del INAH, las edificaciones y avenidas que ahora conocemos, se fueron desarrollando con el paso del tiempo, lo que hizo que varias familias, principalmente durante el porfiriato, construyeran enormes casas donde pasaban sus vacaciones.

En un principio, el barrio servía para tomar un descanso cuando se viajaba, de la entonces lejana zona, de Tacubaya y Mixcoac. Por muchos años, San Ángel, estaba a las afueras de la Ciudad de México y para llegar había que tomar un tranvía que salía del Centro Histórico.

La casa de los delfines, decorada con monstruos marinos y detalles virreinales, está ubicada en callejón de La Cita 2, esquina con general Marcial Lazcano y la estación del Metrobús La Bombilla.

Siguiendo la tradición de las lujosas, y enormes casas, el estilo de la fachada conserva su diseño original inspirado en tradiciones mexicanas, pero con ese toque de inspiración francesa, propio del porfiriato.

¿Por qué esta fachada es tan especial?

La fachada de La casa de los delfines, es quizá el último vestigio del desaparecido rancho de la Palma, su fachada de color rosa (que ahora luce desgastada) está decorada con misteriosas esculturas. Si pones atención a cada una podrás encontrar varias formas.

Te dejamos algunos de los motivos y detalles en esta galería.

Se dice que la puerta fue manufacturada y hecha de manera artesanal; es decir, todas las figuras se tallaron a mano. En la actualidad conserva 12 rostros de frailes, colocados en triángulo; además, en el portón hay 6 caballeros medievales de las cruzadas que sostienen escudos y estandartes.

Si miras con atención hay dos figuras que se encuentran montando a caballo. Por otro lado, en la entrada del jardín, una figura muestra lo que parece ser un caballero y una mujer, cubriéndose el rostro.

Conoce otra joya arquitectónica cerca de la ciudad:

Pero las mejores piezas -y las que más causan curiosidad- son las 2 serpientes marinas enroscadas que datan del siglo XVIII. Poco se sabe de las figuras y su relación con la fachada, pero de ahí nace el nombre de La casa de los delfines.

Es probable que los tallados de ‘las sirenas’ tengan procedencia prehispánica pues están labrados con piedra volcánica. En la fachada se lee la fecha en que se levantó dicha propiedad. Puedes visitarla, por fuera, pero recuerda siempre respetar la propiedad privada.

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