A unas cuadras de la Alameda Central se ubica un espacio donde, al ritmo del zapateo gitano y sus castañuelas, con vestidos largos y elegantes, la maestra Lina Ravines practica y enseña flamenco a la mexicana con su propia compañía.

Bailarina y coreógrafa egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Mexicano de Flamencología de Patricia Linares, con su grupo de bailaores mexicanos, comparte un estilo personal sustentado en un concepto moderno, fresco e interdisciplinario.

Su pasión comenzó, según cuenta, durante su estancia en las aulas de la preparatoria 6, en Coyoacán, donde la maestra Crystal Vieyra le enseñó las versiones estilizada y flamenca.

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Más tarde, con Linares, conoció el folclore y el bolero. Pero los dos ejes que atraviesan sus propuestas coreográficasde flamenco a la mexicana nacen de su formación académica como psicóloga clínica con especialidad en género y violencia familiar y sexual.

“Busco construir espectáculos con esta cuestión del ser hombre y el ser mujer, y las presiones sociales que esto implica. A la par busco atender problemas del existencialismo como la soledad, crisis personales o las inquietudes del artista en el escenario”, comenta.

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Foto: Leonardo Pérez

Zapateado gitano y flamenco a la mexicana

El flamenco se construyó con las herencias culturales de muchos países. Esta danza no es española, es gitana, y los gitanos habitan y han habitado muchos espacios del mundo.

Con el tiempo, la influencia de México en el flamenco ha desembocado en una danza que se dibuja con todos esos colores y matices que caracterizan a las culturas de nuestro país: el flamenco a la mexicana.

“En México tenemos una identidad propia. Hay algunos exponentes con raíces españolas que se vieron influenciados por su propia familia. Por otra parte, los artistas desde su contexto alimentan al flamenco con todas sus propuestas culturales”.

Por ejemplo, en Oaxaca se hace una mezcla de música flamenca con ritmos istmeños. Y Lina recuerda haber visto en Veracruz un vestido bordado de la región, pero con el corte clásico del vestuario flamenco.