Quizá nadie cobre conciencia del mazacote de información visual que acumulamos a lo largo de los años hasta que lo ve todo dispuesto en un solo lugar. Esa sensación tendrá quien se pare frente a los cuadros de Emmanuel García (Ciudad de México, 1973) que protagonizan Un día fuimos al museo, su expo actual para Vértigo, la galería de la Colonia Roma.

El pato Donald, Blanca Nieves, rótulos que nos hemos topado en nuestros recorridos por la ciudad, logos de jabones para atrapar al ser amado, Hermelinda Linda, el Gato Félix, Archie y Betty Boo mutando –llanto de por medio– en Lulú –la del refresco–, aparecen en abigarradas y festivas convivencias en sus dibujos y estampas.

En Un día fuimos al museo queda claro que el principal motivo al que recurre Emmanuel es la cultura popular.

“Traté de darle salida a un archivo que he acumulado durante muchos años, casi desde la adolescencia”, cuenta en entrevista.

En ese archivo conviven al azar imágenes provenientes de la publicidad norteamericana, de las historietas latinoamericanas y europeas, y figuras comerciales y publicitarias de otras épocas, a través de pastiches que buscan crear algo nuevo, una especie de collages en los que se fusionan todas esas imágenes.

“Utilizo para estas representaciones el dibujo y trato de respetar los trazos originales de las imágenes referidas, además de los recursos que la gráfica tradicional me ofrece”.

Emmanuel no busca reconfigurar el paisaje urbano, ni hacer reinterpretaciones de esos grafismos, sino recrear el complejo archivo visual del que somos parte y que conforma el imaginario colectivo de, al menos, la gente de su generación, los nacidos en los años 70.

Otro rasgo de la obra de Emmanuel es que reproduce con toda intención errores de impresión con que nos topamos alguna vez en las historietas de hace cuatro décadas o en esos rótulos con que convivimos antes de que arribara la impresión digital a las mantas.

“Me considero un entusiasta de la gráfica, del grabado tradicional y los sistemas de impresión”, explica Emmanuel. “Cuando comencé a realizar los pastiches, me daba cuenta de que los rotulistas de oficio muchas veces se otorgan libertades de representación; también, al revisar los impresos de mi archivo acumulado, los impresos, por ejemplo, de historietas americanas editadas antes de la década de los 90, carecían de un ‘control de calidad’, y el desfase, fuera de registro y el error de impresión eran habituales”.

Incorporar esos errores resultaba obvio para Emmanuel al tratar de respetar el original, pero también al invocar a la memoria en una especie de juego de capas.

“Esa celebración de la nostalgia a veces comienza con un recuerdo borroso, que poco a poco se vuelve nítido y genera diferentes emociones cuando se va revelando”, dice. “En resumen, este recurso técnico busca convertirse en un recurso de apreciación para el espectador”.

Un día fuimos al museo

Durante todo marzo 2017

Vértigo Galería

Colima 23, Roma

12-20 hrs., sábado de 12-19 hrs., domingo cerrada.