Una cinta de Moebius en cuyo centro se ubica la producción pictórica de Magali Lara. Ese fue el símil elocuente, perfecto, que utilizó la curadora Cecilia Delgado para referirse a la manera en que está organizada Del verbo estar, la exposición que recorre la producción visual de Lara desde sus primeros trabajos, de los años 70, hasta piezas elaboradas el año pasado.

Elocuente y perfecto, porque se muestran, en concatenación, las correspondencias, obsesiones, preocupaciones que han atravesado la producción artística de Lara durante varias etapas –las dos caras de la cinta–, evitando cuidadosamente el recorrido cronológico y poniendo en evidencia las estrategias conceptuales que han ocupado los dibujos y la pintura de la artista: trazos nerviosos, manchones que parecen ocultar algo terrible, espirales obsesivas que se repiten o animales apenas sugeridos (ella coincide con Kafka en que los animales son vasijas de lo olvidado y grandes oportunidades para reflexionar).

A lo largo de la exposición descubrimos el interés temprano de Lara por explorar el fantasma de lo no dicho. Esa experiencia interior que todos tenemos y que es siempre distinta a lo que terminamos por mostrar. Como cuando contamos un sueño y de inmediato descubrimos que está lejos de la experiencia del sueño mismo. Del verbo estar narrar la experiencia íntima de Magali Lara lejos del recurso habitual de exposiciones retrospectivas sobre artistas mujeres de recurrir al dato anecdótico, al qué estaba pasando en la vida de la artista.

Y un rasgo más a destacar: la compañía constante de textos en nuestro recorrido por Del verbo estar. Lara es una coleccionista de citas y ha decidido mostrarlo. Solo que aquí los textos de los otros le sirven a manera de índices o asomos a cuestiones mayores, las que está explorando: el deseo, la melancolía, la fe, la identidad en constante fluir… Al lado, hay siempre una imagen cuyo sentido la misma Magali desconoce, fragmentos de un paisaje interior al que solo sería útil la poesía para ser descrito.

Museo Universitario del Chopo, Dr. Enrique González Martínez 10, Santa María La Ribera, mié-dom 11-19h, $30, mié gratis