A partir de este jueves, los muros de la galería Celaya Brothers, en la colonia Roma, estarán tomados por las imágenes fotográficas con que Camila Rodrigo (Lima, Perú, 1983) reflexiona sobre el desgaste, la erosión, el paso del tiempo y nuestro paso devastador como civilización y la manera en que nos relacionamos con la naturaleza.

En uno de los muros podrá verse la fotografía de una pared rocosa que Camila capturara en La Herradura, espacio geográfico de Lima próximo al acantilado de la Costa Verde; la imagen está construida con 450 fotocopias adheridas con engrudo y luego intervenidas por la artista hasta conseguir hacernos sentir ante las propias rocas.

«Lo trabajé de la misma manera en que se acumulan los carteles publicitarios o políticos que hay en las calles, con muchas capas, y ya seco, lo fui rasgando hasta dar cierta idea de profundidad», cuenta en entrevista.

«Me gustaba la idea de una metamorfosis que aludiera no solo a distintas capas topográficas, sino también del desgaste y de cómo nos relacionamos o actuamos hacia eso que nos contiene. Somos los primeros en agredir la naturaleza, transformarla, sin encontrar una real sintonía».

Esa instalación que parte de la fotografía forma parte de la exposición Topografías insostenibles, exposición que se inaugura este jueves 20 de abril y que Camila Rodrigo ha preparado durante su estancia como parte de las residencias artísticas de Celaya Brothers Gallery.

Además de dar forma a las piezas que forman parte de la muestra, Camila se dio a la tarea de diseminar varias de sus imágenes con texturas rocosas por diversos puntos de la ciudad, que permanecerán como una huella misteriosa –expuesta, por supuesto, al paso del tiempo y sus efectos– para el transeúnte que desconozca que están vinculadas a la exposición.

Algunas de esas intervenciones del espacio urbano se encuentran en jardineras de las plazas Luis Cabrera y Río de Janeiro, en camellones de Amsterdam –entre Parras y Laredo– o Álvaro Obregón –esquina con Orizaba– o en algunos puntos de los parques España y México.

Y así como en las imágenes de Topografías insostenibles asoman espacios geográficos de Lima, en un futuro veremos de qué manera vierte en su obra los paisajes rocosos que le fascinaron de Tepoztlán y que la hicieron gastar montones de película de formato medio.

«Fotografié un montón de piedras y de cerros, esa monumentalidad que se siente y que te hace sentir minúsculo», explica. «Me dio una sensación parecida a la que tengo cuando estoy en el acantilado en Lima, aunque allá pueda pasar desapercibido por hallarse casi oculto por la ciudad».

Para Jorge Villacorta, curador de la muestra, los trabajos recientes de Camila Rodrigo articulan situaciones visuales y espaciales que se ubican en tensión con los usos y abusos de la mano del hombre en el mundo material. “El interés de la artista se ha desplazado hacia el reconocimiento obsesivo de la huella de intervenciones invasivas por agregación y manipulación de elementos fabricados”, escribe Villacorta en el texto de sala.

Camila Rodrigo fue elegida en 2010 como parte de Regeneration: 70 best young photographers around the world, creado por el Musée de l’Elysée en Lausanne y, más tarde, fue finalista del Premio Lacoste Elysée.

Sus proyectos han sido expuestos en el Museo Nacional de Lima, en Perú; el Rosphoto Museum en San Petersburgo, Rusia; el Musée de L’Elysée en Lausanne, Suiza, y el Palais de l’Árchevéché en Arles, Francia. Ha mostrado su trabajo en galerías en Lima, Londres, Nueva York, Ámsterdam, Barcelona y Milán, entre otras ciudades.