En Polanco, la oferta gastronómica es tan variada como la de entretenimiento en Netflix, así que hay que saber escoger y destacar. Raíz apostó por tener ingredientes frescos, sustentables y de productores nacionales. También por un ambiente acogedor (entre un Starbucks bien decorado y la sala de tu casa cuando limpias).

Con la comodidad que da sentirte en confianza, sus chefs preparan pescados, cortes y otros antojitos. Todo libre de químicos, hormonas y pesticidas, pero atascados de sabor. Como ejemplo, el taco de pescado zarandeado -que te zarandea las papilas- con chiles morita, serrano y manzano; un gran acierto de las especialidades de la casa.

Según donde te sientes podrás ver la cocina preparando alimentos, no sólo para ir antojándote sino para reforzar la sensación de frescura. Así es más difícil escoger un primer plato, puedes empezar con un aguachile de camarón para no quitarte toda el hambre ni compartir, o unos tacos de rib-eye para compartir pero no con tantos.

En cuanto a los platos fuertes, la res sale ganando. Ya sea la molleja orgánica tatemada en su jugo (que puede no estar por ser especialidad) o, la que seguro encuentras, carne apache con tomates, chile, cebolla y aguacate.

Entre los favoritos están el chamberete de res y el prime rib. Estos platillos son más fuertes que tu hambre. Las porciones están bien para una persona y para darle probaditas a alguien más, pero les pedirás que no abusen.

Si eres de los que les encanta usar su paladar para experimentar, el lugar cuenta con un menú de degustación de 8 tiempos y puede ser un paquete con maridaje -que escoge el chef diario. Además, tienen shows por si quieres que México te entre también por los oídos, mientras te echas un mole -de postre, no le tengas miedo.