Pozolerías hay muchas pero ésta, en una de las zonas más agitadas de la Roma, se lleva las palmas por su pozole verde.

Por definición, todos los establecimientos del ramo ofrecen el clásico caldo blanco con granos de maíz cacahuazintle, lechuga, rábanos, orégano y limón, hay quien le agrega chicharrón y hasta sardina.

El verde en cambio, es mucho más elaborado en su preparación, incluye en el caldillo, lechuga, tomate, epazote y chile que le dan espesor. De hecho, éste sólo se aliña con cebolla, aguacate y unas gotas de limón. Es una opción válida cambiar las tostadas por chicharrón.

El sabor es mucho más complejo e intenso, es una delicia que se puede comer tal cual llega a la mesa. Mejor si es con cabeza, aunque hay quien prefiere sólo maciza, no esta mal pero el sabor total se obtiene sólo probando el legendario mixto-grande.

La Pozolería Tixtla tiene gran tradición sirviendo, además de las dos variantes de pozole (verde y blanco); enchiladas, tostadas de pollo y pata. Para terminar la semana, se puede ordenar una comilona por un un monto verdaderamente razonable y rematar con algo de trago largo para dar inicio formalmente a la fiesta.

El servicio es atento y veloz, el espacio… pues es una pozolería, los cuadros de terciopelo al óleo en las paredes le dan un toque retro-kitsch que armoniza con el concepto.

No es un lugar para delicadezas, no es precisamente reluciente pero lo que importa aquí es el sabor. La gente de la zona lo conoce y reconoce como el mejor.