Este lugar tiene una larga vida en el mercado de San Pedro de los Pinos y una reñida contienda con todas las marisquerías y puestos aledaños (como el Altamar, por ejemplo). Aquí, te puedes curar la cruda en menos de lo que canta un gallo pues el servicio es express y de lo más atento, siempre con el aderezo que da la atención familiar y el toque folklórico que tienen los mercados.

Si llegas muy grave, pide una cerveza con clamato (hay la opción de ponerle ostiones), viene helada y en tarro de bola y ese es solo el principio. Para los cocteleros hay esos espesos vuelve a la vida, con ostiones, camarón y salsa catsup (mucho ojo, que aquí lo dulce de la catsup, ayuda). Si te gusta el ajo, aquí preparan ‘al mojo’ prácticamente cualquier cosa: camarones, pulpo o huachinango, acompañados de una arroz jardinero y ensalada.

Aunque no son sinaloenses pasan sin ver la prueba del aguachile, ¡les queda perfecto! Lo traen en un plato gigante, con camarones rasurados, apenas cocidos con limón, ahogados en la dosis justa de chile ( y con rodajas de cebolla morada y pepino). Es un plato frío, muy fresco que por más que te enchile no puedes dejar de picar. Abren muy temprano, así que si eres trasnochado puedes caer sin problemas para desayunar.