Cuando alguien menciona las palabras restaurante hindú, lo que viene a la mente probablemente es parecido a este lugar. Lámparas rojas y naranjas colgantes de tela, mesas de madera decoradas con vasijas de barro y cobre del medio oriente, música regional india y un olor a especias penetrante y agradable.

La atmósfera está bien cuidada, ayuda que el lugar es diminuto y caben apenas tres mesas. También tienen servicio sobre la banqueta, pero una vez en la India, no querrás regresar de inmediato a la cotidianidad de la ciudad. Una manta de cuerpo completo que engalana a un Buda multicolor te separa de la cocina donde el chef y dueño Arjan Singh, revolucionario hindú en su juventud, prepara recetas cuya tendencia denomina como Natur Vetic.

Su comida es 100% vegetariana, hecha a base de verduras, granos, lácteos y hierbas. El plato fuerte de la casa es el Thali Veshnu, que se traduce como platón de pureza. Está integrado por sopa dal (de chícharo y garbanzo), ensalada con semillas de aceite de soya, berenjena y coliflor al curry, yogurt condensado con jocoque y un chai negro con leche. Todos los sabores son diferentes, pero predomina la esencia del jengibre en la mayoría de los platillos y se logra una total satisfacción tanto en cantidad como calidad y ese sentimiento de culpa garnachero.

A este lugar lo acompaña toda una filosofía sobre el bienestar físico y la obtención de éste a partir de la buena alimentación. La familia Singh también imparte clases de yoga tanto en el segundo piso del restaurante como en su local holístico en la Condesa.