En medio de la tormenta de pan de muerto y los distintos tipos que podemos encontrar en la ciudad, vale la pena recordar cómo, dónde y por qué nació. En México existen más de 400 tipos. En Michoacán se elabora el pan de ofrenda, en Mixquic las despeinadas, en Guerrero las almas con azúcar, en Oaxaca las regañadas… cada región tiene su versión pero todas comparten una cosa: el origen del pan de muerto.

También checa: Aquí está el mejor pan de muerto que seleccionamos para ti

El origen del pan de muerto

El origen del pan de muerto es incierto, como muchos de los platillos tradicionales mexicanos. Existen dos versiones.

paseo en bicicleta día de muertos

Foto: Shutterstock

Primera versión sobre el origen del pan de muerto

La primera cuenta que el origen del pan de muerto está en las tradiciones prehispánicas, en especial en las ofrendas a los muertos, compuestas por alimentos diversos, entre ellos “panes” de maíz —más parecidos a los tamales— que tenían forma de corazón —pues el corazón siempre fue la máxima ofrenda a los dioses—.

Donají López, historiadora del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, nos cuenta que hay diferentes versiones del origen del pan de muerto en épocas prehispánicas:”El ritual del que surge la idea de hacer pan fue el de ofrecer una princesa a los dioses. Le sacaban el corazón antes de que muriera para que este saliera del cuerpo aún latiendo. Luego lo metían a una olla con amaranto y el “sacerdote” encargado del ritual debía comérselo”. También se cree, dice, que “a los muertos se les enterraba con una especie de pan hecho de amaranto al que untaban con sangre que sobraba de los sacrificios”.

Foto: Cuartoscuro

Segunda versión

La segunda dice que fue consecuencia de una tradición católica: el Día de Todos los Santos. En esta fiesta se veneraban las reliquias —huesos, cráneos y objetos personales— de los santos, y las vírgenes. En el marco de estas festividades se preparaban dulces, panes y algunos alimentos con la forma de algunas reliquias (por ejemplo, huesos).

“La costumbre en los reinos católicos de León, Aragón y Castilla, consistió en preparar ciertos alimentos dedicados a estas, entre los que se destacaron los dulces y panes imitando a las reliquias, es decir, a los huesos que portaron los nombres de los santos —escribió Elsa Malvido en su artículo “La Festividad de Todos Santos, fieles difuntos y su Altar de Muertos en México“, publicado en Cuadernos de Patrimonio Cultural y Turismo—. Los huesos de santos pudieron ser unas canillas especiales con miel, pero los hubo para cada parte del cuerpo que se veneraba, cráneos, astillas de huesos, esqueletos completos que cambiaron el sabor, la consistencia y la forma. En la parte catalana se hacen con almendras y se les conocen como Panallets”.

Héctor Zarauz documentó algo parecido en La fiesta del Día de Muertos: “La tradición proviene de España, donde se horneaban panes llamados precisamente “de muerto” o “pan de ánimas”, en Aragón, así como se elaboraban los llamados “huesos de santo”.

el mejor pan de muerto

Foto: Margot Castañeda

No te pierdas el tercer Festival del Café, Chocolate y Pan de Muerto

El significado del pan de muerto

No tenemos —ni tendremos— certeza de cuál es la verdad sobre el origen del pan de muerto. Lo más seguro es que sea resultado de la mezcla de tradiciones. Sabemos que durante la Conquista, los españoles prohibieron muchísimas costumbres y rituales prehispánicos y estos se tuvieron que adaptar a lo que el Viejo Mundo consideraba “adecuado”. Pero el significado del pan de muerto se ha mantenido: celebrar a la muerte y honrar a los difuntos. Lo dice mejor Octavio Paz enEl laberinto de la soledad:

“Para el habitante de Nueva York, París o Londres, la muerte es la palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios. El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente”.

Como sea, demos gracias por esta maravillosa creación que sigue presente en nuestras mesas durante octubre y noviembre. Incluso demos gracias a las variaciones modernas que pululan en las panaderías mexicanas, como el pan de muerto vegano o el sándwich de pan de muerto o el helado de pan de muerto.