A solo $6 cada una, la panadería el Manantial —ubicada en Querétaro— puso a la venta (y de moda) una versión muy especial de las conchas: las manteconchas, al agregarle una costra de concha a una tradicional mantecada. El resultado fue un pan que se hizo viral y se convirtió en el antojo de muchos.

El tren siguió su marcha y otras panaderías crearon sus propias versiones de conchas, como las donchas o las conchurras. Como sus nombres sugieren, la primera es una concha con forma de dona; la segunda es una concha con una base de churros. Why not?

Las manteconchas pagan impuestos por hacernos engordar

Pero el sabor de un delicioso, esponjoso, a veces crujiente y calórico pan no es gratuito. Sí, las conchas y todas sus versiones nos cuestan un poco más que solo las lonijtas.

“Por si se lo preguntaban: la manteconcha sí paga impuestos, el IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios). Si rebasan 275 kcal cada 100 gramos del delicioso pan, debe incluir en su precio 8% del IEPS, al igual que los polvorones, las orejas, y toda la repostería”, informó en Twitter el Sistema de Administración Tributaria de México.

¿Por qué ese impuesto?

Elevar los costos de productos con alto contenido calórico es una estrategia para desincentivar su consumo y controlar la epidemia de obesidad en México. De hecho, es estima que para 2030, cuatro de cada 10 mexicanos adultos estaremos más gorditos de la norma saludable.

Este impuesto al pan dulce comenzó a cobrarse en México en 2014, y no aplica para el pan que no contiene azúcar, como los bolillos, teleras o baguetes.

Así que, por el bien de tu peso y economía, consume manteconchas con moderación.

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