Nota de la editora: Si decides ir a La Ñonguería, recuerda que el semáforo epidemiológico en la Ciudad de México está en naranja, así que toma todas las precauciones sanitarias: usa cubrebocas, guarda distancia con otras personas, lávate las manos constantemente y usa gel antibacterial. 

A veces, cuando la vida se pone ruda, solo tienes dos opciones: que te lleve la ñonga, o hacer de la ñonga tu modo de vida. Lo segundo es lo que hicieron Fernanda Condey y Paul Michel, quienes desde hace poco más de un mes decidieron poner manos a la obra cuando “las cosas se les pusieron duras”.

Todo llegó con la pandemia de la covid-19, ese hecho fortuito que ha puesto en jaque a un montón de negocios y trabajadores en la CDMX. Su caso no fue la excepción: gracias al coronavirus se quedaron sin trabajo y tuvieron que ponerse creativos para sobrevivir. Fue así como juntaron sus ahorros y este divertido y delicioso proyecto nació. “Creemos que las adversidades nos vuelven más creativos”, dice Fernanda, quien se encarga de preparar las ñongas.

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La Ñonguería: postres con forma… sugerente

La RAE no recoge la palabra “ñonga”, al menos no en la manera en que la usamos en México. Ni siquiera el Breve Diccionario de Mexicanismos lo hace. Solo el diccionario de Google, a través de Oxford Languages nos dice lo que es: “órgano copulador y urinario del hombre y algunos animales de sexo masculino”. Por supuesto, esa definición resulta bastante sobria y desprovista de encanto. La palabra ñonga es más juguetona, traviesa, deliciosa y rinconera.

Justo esta picardía es lo que sobra aquí. Tanto Fernanda como Paul son actores, así que han aprovechado sus dotes histriónicos para ponerle jiribilla a la oferta de su producto. Si los contactas por redes sociales, te contestarán con alguna perla como esta: “Acá te vemos, la ñonga te espera”.

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Y ya en persona, al momento de la preparación, los juegos de palabras siguen en La Ñonguería: “Ya vimos que te encanta. ¿Con qué final feliz la vas a querer? ¿Ah, bien lechosa? Pues ahí te va…”. Y sus clientes, lejos de escandalizarse, lo agradecen. Tal es el caso de Miriam, que desde la Álamos viene a la Doctores para saciar sus apetitos.

“La verdad yo sí vengo a probar ñonga. ¿Que si me gusta? Pues tengo una hija, qué te puedo decir”. Y sin ruborizarse, se la mete a la boca. “Esto es parte de la cultura mexicana, me recuerda a la difunta reina del albur, que nos enseñó tanto. Es parte de nuestro folklore”.


“Me da morbo que se vea blanco”

Después de la base, que puede ser de Nutella, Kisses, chocolate blanco o Conejito, viene la parte más visual del show: el final feliz, que es un topping extra que chorrea de la ñonga. Este puede ser de cajeta o de lechera. El preferido de la mayoría es el de lechera. “La verdad me da morbo que se vea blanco”, contesta Miriam.

Ella viene a La Ñonguería acompañada de su esposo y su pequeña hija. “A mi esposo no le molesta que pruebe ñonga. Ahora todos experimentamos. Es más: ahora mi esposo también quiere ñonga”. Y en efecto: después de robarle un pedacito a la ñonga de Miriam, él también pide la suya y se la come sin problemas.

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“Yo siempre he dicho que un hombre que es seguro de sí mismo no tiene broncas con esto”, nos dice Fernanda, que ya prepara otros pedidos. Y es que esta ñonga está imparable: no deja de recibir clientes, quienes vienen desde sitios distantes, como Polanco o el Estado de México para probar el postre del que todos hablan.

Y a ti, ¿se te antojó la ñonga?

La Ñonguería

Dónde: Calle Doctor Velazco esquina Vértiz. (Frente al Oxxo y farmacia París)

Servicio a domicilio: próximamente

RRSS: Facebook e Instagram

Horarios: sábados de 10:00 a 16:30

Precio: $40 pesos

Formas de pago: efectivo por el momento.

Accesibilidad: sobre la calle, a una cuadra del metro niños héroes y 3 cuadras del Metrobús Jardín Pushkin.

Pet-friendly: 100%