Como si se tratara de la película El último vagón de Netflix, en la vida real existe una escuela donde se toman clases en un tren abandonado.

Se trata de la Escuela Primaria Artículo 123 Adolfo López Mateos. Está ubicada en el poblado de San Bartolo, Naucalpan, sobre el kilómetro 10.4 de las vías de lo que alguna vez fue la Terminal Ferroviaria del Valle de México.

El último vagón de la vida real
Escuela Primaria Artículo 123 Adolfo López Mateos. / Foto; Cuartoscuro

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Aunque la película protagonizada por Adriana Barraza y dirigida por Ernesto Contreras no está propiamente inspirada en esta escuela, la cinta y el plantel educativo sí comparten un referente común: la época de las escuelas itinerantes.

Película El último vagón
Escena de El último vagón / Foto: Netflix

La historia detrás de El último vagón

La película, que actualmente se encuentra entre las más populares de Netflix, está basada en la novela homónima de Ángeles Doñate.

Cuenta la historia de Ikal, hijo de un trabajador ferroviario que, por acompañar a su padre, vive viajando constantemente y no puede encontrar un lugar al cual llamar hogar.

Finalmente, Ikal y su familia llegan a un pueblo donde encuentran con Georgina, una maestra que imparte clases en un vagón abandonado. La maestra Georgina cambia la vida de Ikal, enseñándole a leer, haciéndolo sentir aceptado y logrando que descubra su gusto por estudiar.

La historia retratada en El último vagón es reflejo de una lejana época en que la Secretaría de Educación Pública enviaba escuelas itinerantes para acompañar a los trabajadores ferroviarios y a sus familias.

Tal como lo relata la cinta, los obreros tenían que viajar constantemente para reparar viejas vías o tender nuevas. Y para que sus hijos pudieran recibir educación, se adaptaba un vagón que funcionaba como escuela itinerante. Allí los niños podían recibir clases.

Este modelo educativo funcionó desde la década de los 40 hasta la de los 90, cuando se privatizó la industria ferroviaria.

El último vagón de la vida real

Pues resulta que en Naucalpan, Edomex, se encuentra el que literalmente es el último vagón escuela de la vida real.

Se trata de un vagón que durante décadas recorrió el norte del país, pasando por estados como Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Sin embargo, a inicios de los 90 quedó abandonado en Naucalpan y desde entonces ha servido como escuela durante 30 años.

Lo atiende su director, Jaime Mayolo Contreras junto con otras dos profesoras, quienes son la versión de la vida real de la maestra Georgina.

Escuela en un vagón abandonado de Naucalpan
Profesor Jaime Mayolo Contreras con sus alumnos. / Foto: Cuartoscuro

En el pequeño vagón y en un aula adyacente toman clases más de 60 niños y niñas. Se imparten los seis grados de primaria y, por si fuera poco, el vagón también tiene biblioteca y salón multimedia.

Historia de El último vagón
Foto: Cuartoscuro

Pese a sus limitaciones en cuanto a espacio y recursos, esta escuela ha obtener el segundo lugar a nivel estatal en las pruebas de aprovechamiento que se realizan a estudiantes.

Sin duda, al igual que en la película El último vagón, este caso de la vida real es inspirador, pues muestra lo mucho que pueden hacer con dedicación las y los docentes entregados a su profesión. Sin embargo, también habla de ciertas carencias de la educación en México, pues se trata de un espacio sumamente reducido, donde los alumnos suelen pasar calor cuando el sol está a tope o frío en época de invierno.

El último vagón historia real
Foto: Cuartoscuro

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