Violencia contra la mujer en línea: se trata de un fenómeno poco estudiado, al que millones de mujeres se tienen que enfrentar todos los días. Desde los insultos machistas en las redes sociales hasta el robo de información, las agresiones digitales representan un atentado directo contra los derechos humanos.

«Me llegó a pasar una vez en secundaria: en algún momento compañeros llegaron a tomarme una foto por debajo de la falda y no recuerdo quién me dijo que esos chicos habían subido una foto mía en un sitio web en donde se ven fotos de chicas de la escuela con faldas y hasta pornográficas. En la secundaria me echaron la culpa, porque no me sentaba con las piernas cerradas».

Este es uno de los testimonios incluidos en el informe La violencia en línea contra las mujeres en México, coordinado por el colectivo Luchadoras –con el apoyo de la fundación Heinrich Böll México y el Caribe, junto con Article 19 y la Asociación para El Progreso de las Comunicaciones, R3D, Social TIC y otras organizaciones– y presentado este jueves 25 de enero en el Centro Horizontal.

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Pensémoslo así: aproximadamente 66 % de las mujeres mexicanas mayores de 15 años han sufrido algún tipo de violencia. Esto quiere decir que los derechos humanos de más de 30 millones de mujeres han sido violados en la escuela, en el trabajo, en su comunidad, en su familia o en su relación de pareja. Y, sí, hay que decirlo de nuevo: en México se cometen 7 feminicidios al día y 98.4 % de los casos queda completamente impune.

En este paisaje, los espacios digitales y las nuevas tecnologías se han convertido en una herramienta útil para visibilizar denuncias como #MiPrimerAcoso o #YoTambién, así como para diversificar los discursos feministas. No obstante, internet y las tecnologías de la información y la comunicación también han servido como plataforma para perpetuar discursos de odio y violencia contra todo tipo de grupos vulnerables; la misoginia y el machismo también han encontrado en las redes sociales nuevas maneras de reproducirse. La violencia contra la mujer en línea es mucho más común de lo que pensamos. 

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En este sentido, de acuerdo con el informe presentado por Luchadoras, la violencia contra la mujer en línea tiene impactos severos en la vida cotidiana y pone barreras para el ejercicio pleno de los derechos. Por ejemplo, entre 2012 y 2014, a partir de un registro de 1,126 casos en más de siete países –incluido México–, se observaron ciertas tendencias: las mujeres jóvenes (de entre 18 y 30 años) son las más vulnerables en espacios digitales; 40 % de las agresiones son cometidas por personas conocidas de la víctima. Existen tres perfiles mayoritarios de mujeres que padecen la violencia digital: quienes viven una relación íntima de violencia, mujeres profesionales con un perfil público (periodistas, activistas o artistas) y mujeres que sobrevivieron a ataques físicos o sexuales.

13 formas de violencia contra la mujer en línea

La violencia contra las mujeres relacionada con la tecnología puede definirse de la siguiente forma: «Actos de violencia de género cometidos, instigados o agravados, en parte o totalmente, por el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, plataformas de redes sociales y correo electrónico; causan daño psicológico y emocional, refuerzan los prejuicios, dañan la reputación, causan pérdidas económicas, plantean barreras a la participación en la vida pública y pueden conducir a formas de violencia sexual y otras formas de violencia física».

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SocialTIC, Luchadoras y la Asociación por El Progreso de las Comunicaciones han documentado en los últimos dos años 13 formas distintas de violencia contra la mujer en línea. Todas dignas de un capítulo de Black Mirror

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  1. ¿Te ha pasado que, de pronto, no puedes entrar a tu propia cuenta de Facebook o a tu correo electrónico? Es una de las formas más comunes de violencia contra la mujer en línea: alguien obtiene acceso a tu información confidencial, por medio de programas espía o por el robo de tu contraseña, e incluso te llega a restringir el acceso a la misma.
  2. Un día encuentras que, no solo no tienes acceso a tu cuenta de Twitter, sino que alguien ha estado publicando en tu nombre, o que alguien ha usado tus fotografías para abrir una cuenta falsa. El robo y la suplantación de identidad también atentan contra los derechos de la mujer.
  3. Alguien puede tomar una foto tuya, no necesariamente de carácter sexual, y usarla para otros fines. El control y la manipulación de la información y la falsificación de datos personales es otro tipo de violencia que es cada vez más común.
  4. Típico de novios celosos: instalar un programa en tu smartphone para que le reporte tu ubicación en tiempo real. Peor aún: instala cámaras de vigilancia escondidas en tu casa para saber qué estás haciendo en todo momento. Otro clásico: el tipo desconocido que se pone darle like a tus fotos de 2009. El monitoreo y el acecho cibernético también son formas de violencia contra la mujer en línea que atentan contra su libertad. 
  5. Sucede cada que una mujer denuncia en las redes sociales algún evento de acoso o violencia sexual: recibe a cambio una oleada de insultos discriminatorios y misóginos, ien los que se repiten los estereotipos machistas y se le asigna un rol secundario, doméstico o meramente reproductivo. A las expresiones discriminatorias en la redes sociales –propias de machitrolls y legiones de niños rata–, hay que agregar las coberturas de ciertos medios de comunicación, que también reproducen estereotipos machistas.
  6. Haces una recarga de celular en alguna tienda o realizas algún trámite que implique compartir tu número telefónico. A partir de entonces comienzas a recibir mensajes constantes de aquella persona que recibió tus datos, cada vez más perturbadores e insistentes. O peor aún: recibes en tus redes sociales mensajes de desconocidos o fotografías de carácter sexual. O un grupo de personas te bombardea con insultos que se refieren a tu cuerpo o tu aspecto físico. El ciberacoso es una de las formas más comunes de violencia.
  7. Ocurre principalmente con las mujeres que se declaran abiertamente feministas: amenazas de muerte, de golpes o de violación. No solo hacia ellas sino hacia sus seres queridos. Suelen incluir imágenes o videos sangrientos.
  8. Esto es otra de las peores formas de violencia en línea: alguien publica fotos o videos tuyos de carácter sexual. O revela información privada, como tu dirección, tus horarios de trabajo o tus preferencias sexuales. La difusión de información personal o íntima sin consentimiento es un atentado directo contra la libertad de las mujeres.
  9. El ejercicio de la sexualidad a partir de las redes sociales es un derecho que debería garantizarse. Sin embargo, el intercambio de fotografías íntimas a través de la tecnología también puede desatar ciertas conductas criminales. La extorsión, por ejemplo. Si tus fotografías, videos o datos personales caen en manos de un tercero, este puede obligarte a cumplir sus peticiones o chantajearte a cambio de no hacerlas públicas.
  10.  Si eres periodista, artista o tienes cierta visibilidad pública, sabes que el desprestigio o la descalificación en las redes sociales pueden afectar severamente tu carrera. La información falsa o fuera de contexto, los perfiles falsos, las páginas pirata, dañan tu desempeño profesional: son violencia.

  11. Las redes sociales han servido también para enganchar mujeres con fines de trata de personas o abuso sexual. Sucede sobre todo con menores de edad: redes de tratantes o pedófilos las convencen de huir de casa y abandonar a su familia para reunirse con ellos. Así, quedan envueltas en redes de explotación.
  12.  Si eres feminista o eres parte de una organización que defiende los derechos de las mujeres, seguro te ha pasado que, de un día para otro, cientos o miles de personas denunciaron tu página de facebook como inapropiada, logrando que Facebook la diera de baja. O de pronto tu sitio web recibe millones de visitas en pocos segundos, provocando que se sobresature. Afectar los canales de expresión para impedir que una mujer dé su punto de vista no sólo es violencia, es una forma directa de censura.
  13. Si has sufrido alguna de estas formas de violencia en el trabajo, la escuela o tu vida cotidiana, quizás hayas desistido de denunciar. De hecho, más de 88 % de las mujeres decide no acudir con las autoridades para denunciar: o bien lo consideran una pérdida de tiempo o bien se exponen a otro tipo de agresiones de quien que se supone debe ayudarlas. Esta falta de interés y reconocimiento de la violencia digital de las instituciones o de quien debería regular los servicios tecnológicos, representa, en sí mismo, una violación a los derechos humanos de las mujeres.

Falta de estadísticas

Actualmente, según detalla el informe de Luchadoras, no hay registros estadísticos que permitan conocer dimensión, gravedad y características de la violencia contra la mujer en línea o relacionada con las tecnologías. El único registro de magnitud estadística es el Modulo sobre Ciberacoso 2015, dentro de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en Hogares, del Inegi.

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En este registro se detalla que al menos 9 millones de mexicanas han vivido ciberacoso. Las formas que más afectaron a las mujeres fueron spam o virus, seguido de recepción de contenido multimedia nocivo, llamadas telefónicas, mensajes, robo de identidad, rastreo de sus sitios web, divulgación de datos personales y robo de contraseña.

Para checar el informe completo ve a internet es nuestra