¿Alguna vez te habías preguntado de dónde salieron las palmeras de la CDMX si se encuentra al menos a 370 kilómetros del mar? A sea, alrededor de 5 horas en automóvil. Sin embargo, varias colonias y avenidas son engalanadas por enormes palmeras, como si se tratara de una costera tropical. ¡Claro que nos sorprende! De acuerdo a la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, CONABIO, en México es posible encontrar 18% de las especies de palmeras pero solo en regiones de clima tropical, lo cual claramente no es el caso de la capirucha.

Entonces, ¿de dónde salieron las palmeras? Por toda la ciudad es posible encontrar camellones que evocan los bulevares de Acapulco, incluso esta singular planta se ha convertido en el icono de una estación de metro, mientras que al oriente existe una calle que los vecinos han decidido nombrar en honor a las enormes palmeras que la visten. Serán tropicales, pero las palmeras han sabido adaptarse a nuestros calores citadinos y a la época de diluvios, se han enraizado hasta convertirse en un emblema chilango desde el siglo XX.


La Glorieta de la Palma

Típico que a de las avenidas más importantes, adornada con impresionantes monumentos, agregas una glorieta con una palmera para dar el toque final. ¿Por qué una palma? No se sabe, pero todo apunta a que era una solución temporal en lo que se fundía la estatua de esta glorieta, sin embargo nunca se concretó y quedó la enorme planta erigida ahí.

A finales del siglo XIX se retomó el proyecto de embellecer Paseo de la Reforma. De acuerdo al escritor Jorge Vázquez Ángeles, en 1877 se estableció un decreto que establecía que los siguientes monumentos estarían dedicados a Cuauhtémoc, los héroes de la Independencia y a Benito Juárez. Los primeros dos se construyeron, pero por motivos políticos el tercero quedó olvidado, así que algún buen samaritano decidió plantar una palma en la glorieta para que no quedara vacía. Existen fotos de 1933 donde se aprecia la solitaria planta de Reforma.

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Xola

Nuestra siguiente parada es la estación de metro cuyo ícono es una palmera: metro Xola, en el cruce de Tlalpan con la avenida que da nombre a la estación. Uno pensaría que la iconografía tiene que ver con las palmeras que conducen el camino hacia el metro sobre la avenida, pero no, estas llegaron años después. De acuerdo al STC Metro, en el siglo XIX existía la hacienda de Sola en esta zona. Ajá, el apellido del hacendado era Sola, pero la gente lo pronunciaba como “shola”, por lo que eventualmente se cambió a Xola.

Bueno, el caso es que por ahí de 1920, se dividió la hacienda en lotes para hacer casas más pequeñas. Justo en el lugar donde se encuentra hoy en día la estación de metro existió una casona adornada con una inmensa y frondosa palmera traída de Jalisco. Según la historia oral, la palmera era tan grande que podía ser vista desde muy lejos y pronto se convirtió en un punto de reunión, años más tarde, de este cruce surgió otra avenida, con dirección al poniente, decorada con una hilera de palmeras.


Palmeras en el Zócalo

A nosotros ya no nos tocó, pero otro icónico lugar ataviado con palmeras fue la Plaza de la Constitución de la CDMX, o sea, el Zócalo. Alrededor de los años cuarenta, antes de convertirse en una plancha de concreto, el Zócalo lucía un vistoso jardín de estilo europeo decorado con pasto, fuentes y palmeras. La mediateca del INAH guarda las pruebas de este pasado tropical donde las parejitas echaban el novio caminando por los románticos senderos. Estas palmeras eran chaparritas, de tronco ancho y hojas despeinadas en todas direcciones, muy diferentes a las que llegaron después a la ciudad.


El California vibes inunda la CDMX

Unos años más tarde llegó el California vibes en medio de la bonanza económica producto del desarrollo estabilizador. Aunque no hay registros escritos, todo apunta a que el responsable de las palmeras que decoran la ciudad es el presidente Miguel Alemán, quien gobernó entre 1946 y 1952. Alemán fue el primer presidente mexicano en viajar a Estados Unidos para discutir asuntos diplomáticos, además, continuamente visitaba al país vecino en plan tranqui.

Diversos cronistas e historiadores mencionan que estos viajes lo impactaron de sobremanera: el urbanismo, la estética, arquitectura, los comercios… así que decidió traer un pedacito de Los Ángeles a la ciudad al crear bulevares peatonales con palmeras. Las colonias que se desarrollaron entre 1940 y 1950 no sólo contaban con camellones tropicales, sino que las casas eran grandes residencias de estilo neo californiano.

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Lindavista

El Rancho los Pirineos fue fraccionado en los años treinta para crear la colonia Lindavista, un rinconcito lujoso y fresón al norte de la ciudad. El empresario californiano Teodoro Gildred fue el encargado de la urbanización de esta colonia, su plan era crear una Beverly Hills chilanga, con grandes residencias neocoloniales y modernos edificios como el de los Estudios Tepeyac. Para los años cincuenta los enormes lotes fueron fraccionados nuevamente para albergar a familias de clase media-alta y en las calles principales, como Instituto Politécnico Nacional y Sierravista, se plantaron palmeras que iban ad hoc con el estilo californiano de este barrio de la CDMX.


Jardín Balbuena

El oriente de la ciudad también sufrió la invasión de las palmeras durante el gobierno de Miguel Alemán y la colonia Jardín Balbuena deja constancia de esto. Avenida del Taller contaba con un camellón lleno de palmas que recordaba al puerto de Mazatlán, sin embargo, con la ampliación del eje vial estas desaparecieron y ahora sólo hay una que otra desperdigada a lo largo de la avenida. No crean que esto fue el fin de la estética playera, aún quedan dos calles de la colonia con palmas.

Fray Servando conserva sus enormes palmeras pero lamentablemente ya no lucen como antes, Los puentes vehiculares atraparon entre concreto y varillas el boulevard tropical por donde caminaban los vecinos con un helado en mano. No se agüiten, aún queda una esperanza: Manuel Rivera “Palmeras” Cambas, una calle que embellece la zona residencial de la Jardín Balbuena con altas y delgadas palmeras, tan llamativas que le dan su sobrenombre a la avenida.


Palmeras Etíopes

Para cerrar la historia de Xola hay que regresar a la avenida pero ahora con rumbo a Avenida Universidad. Las calles aledañas al metro Etiopía/Plaza de la Transparencia también están llenas de palmeras. Aquí la historia es un poco diferente, si bien eran las plantas de moda y de novedad, en esta zona se plantaron como símbolo de amistad entre Etiopía y México.

En 1954 el último emperador etíope, Haile Selassie visitó la capirucha para estrechar lazos y como regalo ofreció a México unas pequeñas palmeras. Inicialmente fueron plantadas en la glorieta de Etiopía —la cual ya no existe—, pero con la ampliación de las avenidas y la nueva traza urbana fueron trasplantadas. Hoy en día no se sabe dónde quedaron las palmeras etíopes, pero su legado continúa ya que avenidas como Vértiz y Cumbres de Maltrata son cobijadas por enormes palmas.

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