El tiempo vuela y, más rápido de lo pensamos, tuvimos que decirle adiós a nuestra infancia. A pesar de ello, hay algunas cosas que permanecen en nuestra memoria y que logran trasladarnos hasta esa época feliz; tal es el caso de los cuentos de la SEP, los cuales conquistaron nuestro corazón con sus narrativas, hermosas ilustraciones y amenas enseñanzas, al mismo tiempo que se convirtieron en ícono de toda una generación.

¿Te tocó crecer en la época de los años noventa o en la primera década del siglo XXI? Prepárate para la nostalgia, porque hoy recordaremos contigo algunas de las historias que nos acompañaron durante la infancia.

Icónicos cuentos de la SEP de los años noventa

Hay libros escolares tan especiales que nunca se olvidan; entre ellos se encuentra el inmenso Atlas de México (que con muuuucho trabajo entraba en nuestra mochila), así como los diferentes tomos de historia, los cuales se lucían con portadas de José Clemente Orozco y de Juan O’ Gorman.

Pero, sin duda, el que se lleva las palmas es el Libro de Lecturas de Primer Grado (edición 1993), cuya icónica portada de perrito dálmata vive eternamente en las mentes de sus lectores. Al interior de este tomo hay historias tan emblemáticas que, sin importar nuestra edad, continúan alegrándonos el corazón.

Por ello, hoy te presentamos cinco entrañables cuentos que pertenecen a esta edición. Ahora bien, si deseas recordar todas las historias de ese libro, o bien, el contenido de otros tomos de la SEP, te recomendamos descargar la aplicación de CONALITEG Digital, donde podrás completar tu viaje al pasado.


Paco el Chato

Comencemos nuestro conteo con uno de los cuentos más queridos por toda la generación. La historia nos presenta a Paco el Chato, un pequeñín que solía vivir en un rancho hasta que cumplió seis años y tuvo que mudarse con su abuelita para comenzar los estudios de primaria.

Antes de su primer día de clases, su abuelita le indicó que lo esperara en la puerta de la escuela para volver a casa; sin embargo, el niño decidió caminar solo por las calles y, naturalmente, muy pronto se perdió. Para fortuna del pequeño, un policía acudió en su ayuda y lo llevó a la estación de radio, donde su abuelita pudo encontrarlo.

Ese día, Paco el Chato nos enseñó la importancia de memorizar nuestros apellidos y nuestra dirección; asimismo, fue un recordatorio de que debemos obedecer las indicaciones de nuestros padres y/o tutores. ¡Qué nostalgia!


Los changuitos

Otra de las lecturas que viven en nuestro corazón es Los Changuitos, no solo por su escritura, sino también por las vibrantes y coloridas ilustraciones que la acompañan. En efecto, este texto nos explica por qué los changuitos no usan prendas de vestir tal como los humanos; para ello, recurre a numerosas imágenes llenas de alegría.

Si bien no nos narra una historia, esta lectura está escrita completamente en verso y nos enseñó que las rimas tienen el poder de crear efectos divertidos; ejemplo de ello son sus líneas finales: “¡Qué bien les viene, qué bien les va, que viva la vida y ja, ja, ja!”

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Una planta en el estómago

Pero así como había cuentos llenos de alegría, otros más lograron acomodarnos un buen susto: Entre ellos se encuentra Una planta en el estómago. El relato comienza cuando el pequeño Emilio chupaba inocentemente unos frijoles crudos; al verlo, su madre le advirtió que debía detenerse, ya que podría tragarse una semilla y causar que una planta creciera en su interior.

Emilio decidió ignorarla y pasó lo inevitable: se tragó accidentalmente un frijol crudo. Poco después el niño se retiró a dormir preocupado y, durante la noche, comenzaron a crecerle ramas en los brazos, el torso y la boca; de sus pies salían raíces que se clavaban al suelo y, finalmente, tomó toda la apariencia de un árbol.

Afortunadamente todo resultó ser un sueño; no obstante, quienes crecimos con esta historia, decidimos dejar de tragarnos las semillas por un buen rato, ¡solo por si acaso!


El viaje

La entrañable historia del ratón viajero merece estar presente sí o sí en esta lista. El relato nos cuenta la complicada travesía de un pequeño roedor cuando decide visitar a su madre hasta una tierra lejana; para ello, la narración combina palabras e ilustraciones en cada renglón.

A lo largo de su trayecto, el ratón pierde su automóvil, destroza sus patines y desgasta sus botas hasta romperlas. Es tan larga su jornada que el protagonista termina corriendo descalzo por el camino y debe comprarse pies nuevos para poder continuar. Al final, consigue llegar a su destino y reunirse con su mamá. De este modo, aprendimos que muchas historias de perseverancia terminan con un feliz desenlace.


Los zapatos del novio

Si de cuentos divertidos se trata, pocos se comparan con esta joya. El día de su boda, un joven novio se arregló cuidadosamente y salió a encontrarse con su futura esposa. En el camino, encontró un árbol repleto de manzanas y pensó que sería buena idea llevarle algunas a su amada; sin embargo, sus zapatos terminaron muy sucios y, por ello, decidió pedir ayuda a su alrededor.

Primero acudió a la yerba, luego a la vaca, posteriormente a un palo, al fuego y al río. Como nadie deseaba ayudarle, el novio estaba a punto de rendirse; en ese momento, se encontró con un perrito que estaba dispuesto a brindarle su apoyo.

El perro amenazó al río con beber su agua si no ayudaba al hombre; a su vez, éste amenazó al fuego y así sucesivamente hasta que la yerba se animó a limpiarle sus zapatos. Con este pintoresco relato, aprendimos que la ayuda de una persona puede hacer la diferencia y, por supuesto, que los lomitos son nuestros mejores aliados.

¡Platícanos cuál es tu favorito de los cuentos de la SEP! Si estas historias te pusieron en modo lector, no te vayas sin echarle un ojo a: No son cuentos, tampoco fábulas: Las Fabudélicas son lo que se nos dé la gana 📖.