La liga de futbol gay de la CDMX se enorgullece de enfrentar con valentía al machismo fife: “Lo último que pueden decirnos es putos”.

Son 14 equipos lo que integran la única liga de fucho LGBTTTIQA+ de la capital y no, no juegan en la zona rosa, ni en ninguna otra colonia gentrificada, si no en el barrio de Los Reyes, ubicado en Azcapo.

Una liga de futbol que no discrimina. Foto: Raulí Monteros.
Una liga de futbol que no discrimina. Foto: Raulí Monteros.
El furbol no tiene por qué ser anti LGBT+. Foto: Raulí Monteros.
El furbol no tiene por qué ser anti LGBT+. Foto: Raulí Monteros.

Una historia chintola de inclusión

El recibimiento de los vecinos no siempre fue el más amable, pero igual, le tienen cariño a la delegación, se nota hasta en el nombre de los equipos. Por ejemplo, el de la activista Noemí Arzate, se llama Azkatl, hormiga en náhuatl, animal representativo de la región.

Esta liga de futbol se ubica en Los Reyes, en Azcapotzalco, al norte de la CMX. Foto: Raulí Monteros
Esta liga de futbol se ubica en Los Reyes, en Azcapotzalco, al norte de la CMX. Foto: Raulí Monteros

Noemí es la actual directora del proyecto. Hace 15 años jugó en un team conformado por otras mujeres trans, en contra de uno integrado por deportistas lesbianas. Esto, cómo un ejercicio de visibilización. La contienda trajo consigo más partidos, los cuales fueron creciendo en número de participantes y espectadores. “Un día se llenó la cancha por morbo, o por lo que tú quieras, eso ayudó a encontrar más espacio, más apoyos”, comenta.

Organizan torneos como cualquier otra liga de futbol no profesional. Foto: Raulí Monteros
Organizan torneos como cualquier otra liga de futbol no profesional. Foto: Raulí Monteros

Un santuario anti fife

La cita es todos los domingos en la tarde y justo el pasado domingo 4 de junio, a las 18:00 horas, fue la final: Divas contra Azkatl. Minutos antes del arranque, tras las rejas que circundan la cancha, familiares, amix e integrantes de otros equipos se juntaron para apoyar. La afición echaba porras, reía, bailaba, comía fritangas en la banqueta o trepada en el cofre de un camión.

Organizan torneos como cualquier otra liga de futbol no profesional. Foto: Raulí Monteros
Organizan torneos como cualquier otra liga de futbol no profesional. Foto: Raulí Monteros

José Manuel, del equipo Power, tiene 25 años practicando futbol, ocho de ellos en la liga LGBT+, agrupación que le ha permitido desempeñarse en un ambiente de respeto. “Antes jugaba con heteros, pero aquí me siento más a gusto, en las otras ligas hay mucha más homofobia, tanto en las gradas, cómo con los jugadores”, explica. Reconoce que para presentarse abiertamente como gay, dentro de este deporte, se necesita de mucha valentía: “Lo último que pueden decirnos es putos, aunque así nos digan a cada rato”.

De izquierda a derecha: José Manuel, Sergio Mares y Sandra Romero. Foto: Raulí Monteros
De izquierda a derecha: José Manuel, Sergio Mares y Sandra Romero. Foto: Raulí Monteros

“¿Qué fue lo que te convenció para jugar en la liga?”, le preguntamos a Iván Pachucki, quien se hallaba entre el público. Con voz tranquila contestó: “El morbo, el querer saber cómo era”.Iván, señala la violencia de los equipos tradicionales, la cual viene de la falta de espíritu deportivo para enfrentar las derrotas y también del machismo. “Acá son menos chillones, con los heteros eran siempre agarrarse a golpes”. “Cuando se enteran que eres gay y les haces una jugada o les metes gol, se enojan más”, expresa.

A la izquierda Iván Pachucki, a la derecha Eduardo Oropeza. Foto: Raulí Monteros
A la izquierda Iván Pachucki, a la derecha Eduardo Oropeza. Foto: Raulí Monteros

Futbol para todes

También existe un equipo femenil, en él juega Vanesa, quien disfruta de la libertad que el deporte le ha dado. “Es un espacio que nos permite expresar quienes somos, tanto jugando, cómo al terminar el partido”.

Ella es Vanesa. Foto: Raulí Monteros
Ella es Vanesa. Foto: Raulí Monteros

Debanhi Cruz, jugadora del equipo Juventus, nos platicó de su experiencia en otras ligas. “Fue muy feo, fui muy señalada y recibí muchas faltas de respeto hacia mi persona”, dijo. De pronto se desprendió de los lentes oscuros que traía puestos, dejando ver un parche en su cuenca izquierda. Aseguró que su discapacidad no le ha impedido sobresalir. “Soy una de las mejores porteras a nivel nacional. Soy la primera jota campeona”, dijo sonriendo.

 A la derecha Debanhi Cruz. Foto: Raulí Monteros
A la derecha Debanhi Cruz. Foto: Raulí Monteros

Victoria

A las 18 horas Noemí armó el cuadro y empezó el partido y después de poco más de una hora finalizó. Las y los jugadores salieron de la cancha empapadxs de sudor. Uno de los que llevaba uniforme arcoíris, sostenía una copa dorada en mano: Azkatal ganó la final.

El domingo 4 de junio de 2023 se realizó la gran final de la liga LGBT+. Foto: Raulí Monteros
El domingo 4 de junio de 2023 se realizó la gran final de la liga LGBT+. Foto: Raulí Monteros

Rompiendo etiquetas

En la cancha de “El Barril Azcapotzalco” se entrena en serio. “A veces piensan que somos una burla, pero después se dan cuenta de que somos competencia y hasta nos invitan a jugar a sus ligas”. “Incluso hay chicos heterosexuales que se quieren unir a nuestros equipos”. “Es lo bueno del deporte, que rompe con etiquetas” explica Noemí.

Ella es Noemí Arzate, sosteniendo el trofeo. Foto: Raulí Monteros
Ella es Noemí Arzate, sosteniendo el trofeo. Foto: Raulí Monteros

La calidad técnica de marras, la ha llevado a representar a México en eventos internacionales cómo el Whitmore Indoor Classic de Nueva York o los Gay Games en París.

¿Qué es lo que más te gusta de dirigir los equipos de futbol gay?, preguntamos. A lo que ella respondió. “Esta liga es parte de mi vida, de mi desarrollo personal, es lo que me motivó a abrir caminos para la comunidad LGBT”.