La oscuridad de La Luz del Mundo, un abuso desde el poder de la fe

La Luz del Mundo es una congregación mexicana que más que luz, mantiene oscuridad. Lleva tres generaciones de apóstoles que, uno tras otro, han sido acusados de delitos como pedofilia, trata de personas, violación o producción de pornografía infantil. Las voces de algunas de las víctimas, entre ellas las llamadas Jane Do, se han mantenido a la sombra del morbo que ha generado los crímenes de sus líderes.

Con base en Guadalajara, es una religión que se ha pasado el poder entre familia: Aaron, Samuel y Naasón Joaquín García, este último, quien se reconoce como el representante de Dios en la Tierra, fue condenado en 2022 a casi 17 años de cárcel por abuso sexual.

El documental de Netflix, La oscuridad de La Luz del Mundo (que estrena el 28 de septiembre) no pretende ser otro más de los contenidos que observan desde el morbo y el sensacionalismo a estos líderes, a la llamada “secta” y a sus integrantes, sino mirar hacia las víctimas de sus apóstoles y mostrar a las y los fieles de esta Iglesia. Busca distinguir entre la fe y los crímenes.

El director Carlos Pérez Osorio (Crónicas del Taco, Las tres muertes de Maricela Escobedo y Los Tigres del Norte: historias que contar) y la productora Laura Woldenberg (Las tres muertes de Maricela Escobedo y La Dama del Silencio: el caso Mataviejitas) hablaron sobre este trabajo que, hasta ahora, ha sido el mayor reto en su trayectoria.

¿Por qué hacer un documental sobre La Luz del Mundo?

Carlos: Cuando terminamos de hacer Las tres muertes de Marisela Escobedo, teníamos muchas ganas de ver qué seguía. Viendo las noticias, seguimos el caso de lo que pasaba con Naasón Joaquín García, y nos preguntábamos quiénes eran esas víctimas anónimas, quién estaba detrás de todo esto, por qué estaba pasando en Estados Unidos, y coincidimos en que nos queríamos embarcar en esa historia, investigar el caso, entenderlo… Nació como una idea de una plática en pandemia y nos topamos con una investigación de ya casi tres años.

Lo hicimos con esa curiosidad y con ganas de seguir contando historias que permitan hacer reflexionar a la sociedad.

¿En qué se diferencia este documental de otros sobre el mismo tema?

Laura: El reto fue abonar a la reflexión, pero sin revictimizar y sin poner el foco en lo morboso (como lo han hecho otros que se meten mucho en el tema de la secta). Queríamos tomar el tema desde la voz de las víctimas y aquí se puede, por primera vez, escuchar a las víctimas que demandaron de manera criminal a Naasón y por las cuales él está en la cárcel.

También tuvimos acceso a la Iglesia y pudimos tener el punto de vista de lxs fieles, pues nos parecía importante distinguir entre las persona que creen en su religión y las que han cometido crímenes dentro de ella.

¿Cómo apartarse del tono sensacionalista en un caso así?

Carlos: Tuvimos que hablar con la mayor cantidad de gente posible para tener un panorama amplio: tanto las víctimas como lxs fieles. Siempre tuvimos claro que los detalles de los abusos no nos interesaban, todo mundo puede llenar los huecos, entonces lo importante fue escucharlas a ellas: qué querían decir, qué querían que el mundo supiera. Para ellas era un momento importante para contar su verdad.

Algo importante para ver esta película es entender que la doctrina abarca toda la realidad de sus creyentes, y que todas sus decisiones tienen que ver con esto; y no es lo mismo para quien lo puede ver desde afuera. Al final lo que quisimos fue escuchar a todxs lxs que pudimos para tener una fotografía más completa.

Laura: Otro aspecto importante es que nuestra personaje principal es anónima, y no tanto por el hecho de que no la conocieran en la Iglesia, ahí saben perfectamente quién es, sino para que no se le identificara el resto de su vida como “la víctima”.

¿A diferencia de La dama del silencio: el caso Mataviejitas, una decisión determinante fue no darle voz a ella, pero en este documental sí se buscó la postura de la Iglesia… ¿cómo ocurre este sutil giro de decisión?

Laura: En el caso de La dama no le dimos voz a Juana Barraza porque ya había muchos documentales que contaban su historia, la perspectiva de una criminal, en vez de eso nos importaba hablar sobre las víctimas. En La oscuridad de La Luz del Mundo creemos firmemente que la gente que cree en esta religión son personas como cualquier otra que tiene su fe, y eso es una libertad, pero había que entender desde adentro en qué creen para poder empatizar. Es esencial diferenciar entre la religión y la gente que cree en ella y el crimen que los líderes cometen en nombre de la fe.

Carlos: Y tomar en cuenta que esta religión se ha expandido por muchos lados, entonces, tal vez alguien que está en la congregación de Chiapas no tiene contacto con los apóstoles; es como el Papa, los seguidores de la religión no interactúan con él, es el líder espiritual y ya. Se llega a pensar que todo es un ente, cuando la responsabilidad de los abusos solo está en la cúpula.

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¿El documental llega en un momento (políticamente) coyuntural?

Laura: Sí. Es una Iglesia que ha estado muy cerca del poder, siempre han tenido lazos con la política del momento (desde el PRI y hasta ahora), porque se venden como una organización que puede apoyar al voto. A la par, hay muchos miembros de la Iglesia que están ejerciendo en diversos partidos políticos. Una de las escenas más icónicas en el documental es sobre ese homenaje en Bellas Artes que se le hizo a Nassón, un escándalo porque hubo figuras políticas ahí acompañándolo.

¿Cuál fue el mayor hallazgo de este documental?

Carlos: La investigación corrió a cargo nuevamente de Karla Casillas y Alejandro Melgoza. Descubrimos la magnitud del dinero que tiene esta Iglesia, que mienten en cuanto a su cantidad de fieles, tuvimos también acceso a las Jane Do (fuimos el único medio con acceso a ellas y nos costó mucho trabajo), y nos dimos cuenta de que hay una cantidad enorme de víctimas. Con todo eso logramos entender sobre todo los números alrededor de La Luz del Mundo.