Descubrimos una cara de la Navidad poco explorada, la de las adultas mayores que habitan en un asilo de la CDMX.

La sola mención de esta festividad evoca la imagen de familiares reunidos alrededor de una mesa. También trae a la mente los intercambios con amigos e infancias abriendo regalos de Santo Claus.

Pocos imaginan lo que ocurre en un asilo para ancianas. Rara vez se conoce la sororidad que sostienen, la dedicación de las voluntarias para traerles felicidad, la manera en que podemos ayudar.

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¿Cómo es la navidad en un asilo?

En Misioneros 13, colonia Centro Histórico, hay una casona del S. XVl con bloques de cantera alrededor de sus ventanales, paredes con pintura rosa claro y herrería negra. En uno de los costados hay una placa que anuncia “Hogar para ancianos de nuestra Señora de Guadalupe”.

Tras la fachada un patio entre solado con más de 10 mujeres reunidas. Unas en sillas de rueda y las más, en asientos regulares. Algunas pláticas entre ellas, otras miran el nacimiento de más de dos metros cuadrados encendido con series de luces.

Frente al arbolito pasa un minino barrigón negro con blanco. “¿Cómo se llama el gato?”, Le pregunto a una dama de figura esbelta y cabello platino, “Gordo”, contesta.

María Eugenia Rosales, conocida cómo Maru, es quien administra el lugar. A pesar de ser ella quien se encarga de la dirección, me aclara que no es la directora, si no la presidenta del centro.

Posadas y Noche Buena

De lunes a domingo, de 10 de la mañana a 2 de la tarde arman un bazar. Maru nos platica que ofrecen productos donados y en estas fechas, artesanías navideñas elaboradas por las abuelitas. El dinero para comprar los ingredientes de la cena del 24 de diciembre, cómo todos sus alimentos del año, es obtenido de las ventas. 

Maru, junto con la cocinera, Ana María Hernández, son las encargadas de preparar el menú: romeritos, pavo y bacalao. El festín arranca en la tarde. “Más noche muchas ya están durmiendo”, me explican.

Las voluntarias y el personal que trabaja aquí hacen todo lo que está en sus manos para ver a las residentes sonreír. “El 16 les hicimos una posada” “No sabes qué alegría me dio verlas pegándole a la piñata, bailando, riendo”, me dice con rostro iluminado Maru.

El asilo es una Asociación Civil, administrada por las Damas Vicentinas. Las instalaciones son propiedad del gobierno federal, quien lo dio en comodato hace 29 años al Club de Leones, agrupación que acondicionó y restauró el espacio. Actualmente son 18 adultas mayores las que se viven en el recinto.

¿Cómo podemos ayudar al asilo?

“¿Vendrán sus familiares a visitarlas?”, “Me da tristeza decirlo, pero no” contesta doña Maru, “son abuelitas que lo dieron todo a cambio”, comenta. Quiero saber cómo podemos ayudar. “Tenemos muchas necesidades, nos ayudan bastante las donaciones”, expresa.

Si quieres echarle una mano a la banda del Asilo de Nuestra Señora de Guadalupe, las aportaciones en especie son siempre bien recibidas. Lo que más les hace falta son pañales para adulto y productos de limpieza. También reciben ropa, muebles y objetos varios en buen estado para ofrecer en el bazar.

La compañía es un tesoro para estas mujeres, así que, si tienes chance, agenda una visita con la trabajadora social, marcando el número 5555229848.

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Navidad en un asilo para adultas mayores

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