Acaso las líneas “verde que te quiero verde” escritas por el poeta español Federico García Lorca, ¿se habrán referido a la popularidad del uso de la absenta como la “musa verde” (absenta) entre artistas? Eso nunca lo sabremos, pero quizá lo intuimos. Y si te estás preguntando qué es todo eso del “hada verde” aquí te contamos.

El hada o la musa verde es la personificación espirituosa del ajenjo o la absenta, una bebida con alto contenido alcohólico de colorcito verde aterciopelado, de sabor amargo, ligeramente anisado, mezclada con agua y un cubito de azúuuucar. ¡Un hada verde que inspiraba a artistas y poetas! ¡Una musa etílica personificada!

Mucho se ha escuchado de la búsqueda de los artistas por una musa, pero cuando la absenta se popularizó en Francia a finales del siglo XIX, en plena Bella Época parisina, con el apodo de la “Fée Verte” –hada verde en francés– esta se conviritó en la musa por antonomasia porque entre artistas fácilmente la palabra “musa” se podía sustituir por la palabra “absenta”. Fue tanto el furor y la seducción por la musa verde que su producción fue prohibida en 1915.

¡VERDaderamente! Sabías que…

A pesar de que la absenta se popularizó en Francia en realidad se originó en Suiza en el siglo XVIII. ¡Y hasta tienen un Día Nacional de la Absenta –5 de marzo–! La absenta es una bebida alcohólica que contiene diferentes hierbas entre ellas (y la más importante) el ajenjo o Artemisia absinthium.

El club del “hada verde” para artistas

Y eso de ver al “hada verde”, no es broma. ¡Por mucho tiempo la absenta estuvo prohibida en Estados Unidos y Europa! ¡Por considerarla un alucinógeno altamente adictivo! Claro que eso no le importó a los artistas, quienes buscaban en este elixir esmeralda al hada que los inspirara durante sus procesos creativos. El hada verde quizá designó a cada uno la paleta de colores que utilizarían en cada una de sus obras.

absenta artistas
Pixabay

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Paul Gaugin (París, 1848)

Estudiar al postimpresionista Gauguin y a su avasallador y expresivo uso del color verde, sobretodo en el período cuando vivió en Tahití, es un gozo artístico. ¿Pero cómo era su relación con la musa verde? Cuando lo encontraron muerto, su cuerpo se hallaba al pie de su cama, entre botellas de absenta y ampolletas de morfina.


Henri de Tolouse-Lautrec (Albi, Francia, 1864)

Fue quizá el artista fánatico número 1 de la musa esmeralda. A la adicción de Tolouse-Lautrec por la absenta, tal vez le debemos una de las grandes aportaciones a la pintura: el encuadre fotográfico antes de lo fotográfico, la implementación de lo instantáneo y el movimiento a la escena pictórica. ¡Date un quemón!


Edgar Degas (París, 1834)

Degas no solo pintaba bailarinas de ballet, también buscaba la naturalidad de sus personajes en situaciones decadentes y al mismo tiempo humanas. En su cuadro “La Absenta” retrata la levedad etílica de una pareja mientras la mujer bebe una copa del “hada verde”.


Pablo Picasso (Málaga, España, 1881)

Aunque no lo creas, otro de los artistas que bebía absenta era Picasso. El hada verde no solo volaba por los cielos franceses… también llegó a España, en donde Picasso la encontró. En “El bebedor de absenta”, obra del período azul del artista, Picasso retrató a su amigo de juventud Ángel Fernández de Soto. Esta obra fue vendida recientemente en una subasta en Londres por más de 42 millones de euros.

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Vincent Van Gogh (Zundert, Países Bajos, 1853)

Mucho se ha dicho de Van Gogh, de sus noches estrelladas y ¡de su oreja! ¿Pero qué tanto tuvo que ver el hada verde en esto? Cuentan que el día que se cortó la oreja estaba bajo los efectos alucinógenos de la absenta. No pues… ouch.


El aquelarre del “diablo verde” para artistas de las letras

La musa verde no era exclusiva de artistas plásticos, ¡no! También inspiraba a artistas de las letras y la poesía. Escritores decadentistas, bohemios y poetas malditos como Verlaine y Baudelaire se entregaron a los brazos de “la musa verde” y a esos excesos mágicos y destructivos.

Durante esas horas de keroseno cuando todo ardía al escribir, estos poetas y escritores pactaban citas nocturnas con la musa de la absenta, a la que también llamaron “el diablo verde”. La transformación de hada a diablo en estos escritores y poetas se medía en milésimas.


Paul Verlaine (Metz, Francia, 1844)

Con el lema “Poesía, Belleza, Amor e Ideal”, Verlaine inaugura sus ”Poemas saturnianos” en donde el ajenjo siempre formó parte de sus ritos poéticos. Hablar de absenta es hablar de Verlaine, imposible separar al uno del otro.


Charles Baudelaire (París, 1821)

Es quizá el poeta maldito más famoso de toda la historia, aunque de maldito solo tenía su estilo de vida: decadente, colmada de opio, hachis, líbido y ¡de su musa verde! Embriagado por el ajenjo, Baudelaire pasaba las noches, al lado de su amigo –el también poeta– Rimbaud, escribiendo sus “Paraísos Artificiales” o “Las Flores del Mal”, descubriendo el sentido de la vida en su sinsentido entre laberintos de ajenjo.


Ernest Hemingway (Illinois, Estados Unidos,1899)

Al escritor y periodista estadounidense no le bastó solo con beber absenta directo de los labios de la musa verde… ¡inventó su propio cóctel! Lo llamó Death in the Afternoon (Muerte por la tarde) y lleva champán y absenta. ¿Se antoja, no? Y aunque el trago consentido de este buen bebedor era el daiquirí Hemingway –bautizado en su nombre– derechito del bar habanero “Floridita”, la musa verde también te coqueteaba frecuentemente.


James Joyce (Dublín, Irlanda, 1882)

El autor de la obra maestra literaria “Ulysses” probablemente pasó sus años adolescentes con uno que otro ajenjo. Y aunque decían que su capacidad para beber era ínfima –ósea que se le subía rápido–, y era un amante del whisky irlandés Jameson, eso no quiere decir que no haya sido uno de los artistas que le daba besitos a la musa verde de la absenta. James Joyce ha inspirado a muchos autores en su búsqueda de “la belleza –en desmesura–” a través de las letras.


Oscar Wilde ​(Dublín, Irlanda, 1854)

El poeta Oscar Wilde también fue uno de los artistas que utilizaba absenta en su proceso creativo. Como diría uno de los exponentes literarios más importantes de la literatura inglesa, el excéntrico Wilde con todo y su “importancia de llamarse Ernesto”: –¿Cuál es la diferencia entre un vaso de absenta y el ocaso?, nunca respondió pero nos quedamos con esa idea que evoca esas tardes verdes.


¡Ármate una fiesta de absenta!

¡Seguro ya te dieron ganas de armar tu propia bohemia entre artistas! Prueba diferentes tipos de absenta para armar una variedad exótica de cócteles, ¡y convoca al llamado de la “musa verde”! En una de esas hasta te da confianza invitarle una copa de este brebaje al artista, escritor o poeta que llevas dentro.

Y hasta puedes armar tu propia absenta, solo necesitarás: licor base, anís estrellado, semillas de anís, hinojo, raíz de regaliz, piel de limón y ajenjo. ¡Deja que las especias se filtren en el licor y ¡listo!… ¡Absenta!

¡No por nada al chupirul le dicen bebida espirituosa! Porque además de elevarte, —dicen que— te hace ver hadas verdes.

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