El lunes pasado la comunidad científica se puso como loca. A pesar del montón de tecnología que la NASA y otras agencias espaciales han desarrollado a lo largo de más de cincuenta años, los científicos no fueron capaces de descubrir antes un asteroide que estaba a dos días de pasar por la tierra. El pedrusco era tan pequeño (en medidas espaciales, nos referimos: mide 15 metros de diámetro) que no fue de preocupar. Pasó cerca de la tierra (alrededor de 128mil km, una tercera parte de la distancia que hay entre la Tierra y la luna), pero sin broncas. De haberse estrellado contra la tierra, lo más probable era que la piedra se desintegrara en la atmósfera. Y, de cualquier modo, nosotros ya estábamos preparados.

Por el otro lado, hubiese significado su regreso a los reflectores. Asco.