Once curiosidades de los inicios del Once

El 2 de marzo se cumplen 57 años de que Canal Once, del Instituto Politécnico Nacional (¡Huelum!,¡Huelum!, ¡Gloria!), iniciara transmisiones y se convirtiera en una opción para quienes buscan contenidos diferentes en la televisión.

Aunque siempre ha sido un canal con poco presupuesto, sus inicios fueron todavía más difíciles, pero poco a poco se fue estbilizando y surgieron verdaderos iconos de la TV mexicana que marcaron a generaciones enteras. Demos un recorrido por once momentos que marcaron los primeros años de Canal Once.

El primero de su tipo

El Canal Once fue la primera televisora educativa y cultural de América Latina, justo en una época donde la televisión apenas daba sus primeros pasos en el mudo.

No era para el Poli

Cuando era presidente Adolfo Ruiz Cortines, la Secretaría de Comunicaciones reservó una frecuencia para un canal que se dedicara a la televisión educativa, pero como la Secretaría de Educación Pública no lo quiso, el entonces director del IPN, Alejo Peralta (el mismo que luego fundó la empresa IUSA y el equipo de beisbol Tigres), la solicitó para poder destinarla a la enseñanza dentro de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME).

Empezaron ‘en caliente’

En marzo de 1959, el entonces director del Canal Once, José Ruiloba, dijo “si hoy no salimos al aire, nunca habrá Canal Once”, por lo que se comunicó con la Dirección General de Telecomunicaciones para solicitar un permiso de transmisión, el cual les llegó por telegrama, por lo que iniciaron transmisiones de inmediato. También hay quien dice que empezaron a transmitir un par de días antes de tener la autorización.

El primer programa fue una clase

Canal Once inició transmisiones el 2 de marzo de 1959 desde un pequeño estudio del Casco de Santo Tomás y sin ningún tipo de aviso previo.

El primer programa fue una clase de Matemáticas dictada por un profesor llamado Vianey Vergara, quien simplemente se paró frente a una cámara y empezó a impartirla durante 30 minutos, apoyándose únicamente con un pizarrón. Sí, también había una docena de alumnos presentes.

Hacían sus propias antenas

Durante los primeros años, padecieron mucho para mantener al aire el canal, ya que no contaban con equipo ni recursos para sostener una programación, por lo que sólo alcanzaban a producir dos horas diarias e, inclusive, hubo días que no salían al aire.

Otro problema que enfrentaron los pioneros de Canal 11 era que la señal no llegaba fácilmente a toda la Ciudad de México (ni pensar en cobertura nacional), por lo que los estudiantes de Ingeniería del IPN desarrollaron antenas especiales que se colocaban en los domicilios de personas que estaban interesadas en recibir la señal.

Transmitían clases de buceo en una pecera

En los 60, los trabajadores de Canal Once tenían que llevar sus propios discos, manteles, cortinas y hasta ropa para poder sacar adelante las producciones que emitían, pero eso no limitaba la creatividad.

Uno de los programas que se transmitieron en sus primeros años fue “Espacio Submarino”, el cual consistía en ¡clases de buceo! Como no había presupuesto, se tenía que realizar en un estudio, por lo que se construyó una gran pecera para que los expertos buzos pudieran hacer las demostraciones correspondientes.

Talentos actorales

Conforme avanzó el tiempo, la programación se fue consolidando, y en los 70 ya tenían algunas series y teleteatros con actores como Diana Bracho, Héctor Bonilla y Héctor Suárez. En una serie, “Casa de Estudiantes”, uno de los jóvenes protagonistas era Plácido Domingo.

También empezó a transmitir noticiarios y programas deportivos, como los partidos de futbol americano entre el IPN y la UNAM (el “Clásico”).

Cuando Cristina Pacheco se fue a la calle

Ya para los 80, personas como Oscar Mario Beteta, Pedro Ferriz de Con y Adriana Pérez Cañedo empezaban a aparecer en pantalla con distintas producciones, además de intelectuales como Juan José Arreola y Carlos Pellicer.

Otro de los personajes de esa época fue Cristina Pacheco, quien inició su programa “Aquí nos Tocó Vivir” haciendo entrevistas en un estudio, hasta que un día no llegó un invitado y decidió salir a la calle, creando así uno de los formatos más originales de la TV mexicana hasta entonces, en el que caminaba por los barrios de la Ciudad de México en busca de historias, entrevistando de manera informal a todo tipo de personajes urbanos, como vendedores, rescatistas, policías, bomberos, deportistas, migrantes o artistas.

Los programas nocturnos


Otro de los personajes importantes del Canal Once de los 80 fue Luis Carbajo, un conductor y productor que introdujo el formato de programa nocturno de larga duración los fines de semana y que se volvió muy popular por esos años.

La emisión se llamaba “Buenos Días”, e inciaba la noche del viernes extendiéndose hasta la muy entrada la madrugada, lo mismo pasaba los sábados. El formato fue tan exitoso que el periodista Ricardo Rocha, en ese entonces uno de los personajes más importantes de Televisa, lo copió en un programa llamado “En Vivo”, que se transmitía los viernes por el canal 2. Una vez, Carbajo hizo un enlace telefónico con Rocha en vivo durante ambos programas.

Todo un cliché

En medio de las limitaciones de contenido que había durante esos años en la televisión mexicana, Canal Once empezó a destacarse por transmitir producciones culturales que difícilmente podían verse en otras frecuencias, como documentales, conciertos y ópera.

Las películas ocupaban un lugar especial en la parrilla de programación, ya que podían verse clásicos del cine cuando todavía había pocos títulos disponibles en video y sólo había unos cuantos cineclubes en el país.

Así que mucha gente que no solía ver el canal del IPN, pero quería demostrar que era muy culta (o que nunca en su vida veria telenovelas), decía que uno de sus programas favoritos eran “las películas del Once” (en realidad, todavía hay gente que lo dice).

Caricaturas alternativas

Un acierto del Canal Once de los 80, y que le garantizó un público fiel los próximos años, fue programar caricaturas.

Así, podía verse la serie de animación polaca “Bolek y Lolek” o la suiza “Pingu”, que dejó una costumbre que permitió que años después surgieran producciones infantiles históricas, como Bizbirije, y programas memorables, como “El Mundo de Beakman”. Así se garantizó que por lo menos un para de generaciones crecieran viendo programas de Canal Once.

Así fueron los inicios de este canal, que por mucho tiempo fue la única opción cultural de la televisión abierta en México y que por unos años compitió (o compartió audiencia) con el canal 9 de Televisa y, posteriormente, con el Canal 22 (a quienes no les gustaba el Canal Once, decían que el 22 era el doble de aburrido). Hoy, a pesar de los cambios en las audiencias, se mantiene en el gusto de un sector importante del público.

¿Cuál es tu más lejano recuerdo de Canal Once?

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