No imagines un lugar elitista. De hecho, los socios le dieron su nombre durante una borrachera-fiesta al jugar con el concepto de “interés social”. Los precios de los tragos y de la comida son muy razonables, sobre todo, tomando en cuenta que en la zona hay opciones mucho más fresas. Parte de la propuesta “buena onda” es que si vas pasando por ahí y lo único que quieres es un bocadillo, el Social tiene una ventanilla que despacha costras y jochos.

En medio de una decoración con elementos en hierro vaciado que recuerda una estación de trenes, presumen tener la mejor carta de mezcales de la ciudad, ya que lo compran directamente a los maestros mezcaleros. Sobra decir entonces que la especialidad son los tragos con este destilado, como el Déjà Vu, insignia del Social, aunque la mixología también abarca otros alcoholes.

No se trata de un bar superoriginal, pero seguramente la pasas bien, con buena comida, tragos muy bien ejecutados y música que comienza con rock y alternativo y termina con electrónica.

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