La Perla de Occidente abre tarde, a las 7 de la noche. Se prepara para una gran fiesta que dura entrada la madrugada. Su ambiente básicamente es norteño, así que verás entrar a mucho sombrerudo en busca de muñecas de caderas prominentes con pequeños vestidos y dispuestas a moverse en la pista.

Abundan las mesas llenas de cervezas y degustaciones de tequila, la identidad de Jalisco, zona en la que está inspirado este lugar. El espacio es reducido, así que toda la noche hay gente queriendo entrar. En la parte de abajo convergen las mesas y un pequeño escenario en el que se acomodan bandas de música norteña que tocan desde los Cadetes de Linares, hasta uno que otro narcocorrido que todos los botudos traen sonando en sus coches.

La atención no es muy buena que digamos, de pronto los meseros se olvidan de ti o de lo que ordenaste. Se nota que a pesar de esos detalles, los traen a raya.

Comer en este lugar no es algo espectacular, ni tampoco barato. Es recomendable compartir tanto alimentos como bebidas pues sirven tremendos tarros de cerveza de barril del que no debes tener muchas expectativas, pues el sabor deja mucho que desear.

OJO que una de sus monadas es cobrar una cuota por derecho de cubierto ($60).