Cuando el smog y el efecto invernadero alcanzan su esplendor contaminante, todos deseamos escapar de la ciudad por una puerta de emergencia. Tal vez el Ecoducto Río de la Piedad no es el panic room que te defenderá de una nube tóxica, pero se le acerca.

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Se trata de un corredor de 1.6 kilómetros de largo sobre el Viaducto. Va de la calle Monterrey a Unión, está dividido en cuatro tramos, tiene lámparas, bancas, protectores de sombra y puedes entrar con tus mascotas (siempre y cuando les pongas correa y limpies sus gracias). A los costados del camino hay 50 mil plantas de invernadero: gramíneas, lavanda y lirios, entre 50 tipos distintos. Al entrar, no sólo descansa tu vista (y tu rinitis), sino que la contaminación sonora disminuye 10 decibeles.

Al año, este corredor reducirá 50 toneladas de emisiones de carbono, además de que sus humedales artificiales harán una alquimia ecológica, convirtiendo miles de litros de aguas del drenaje en aguas tratadas. Está vigilado las 24 horas del día y en el futuro será sede de proyectos culturales.

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