En los bares, cafeterías, mercados, librerías y parques de la ciudad, Café Tacvba tiene mil significados.

«Sus canciones han movido cosas en cada uno de nosotros. «La Chica Banda» me reconcilió conmigo misma», dice Michelle Arreola Pérez, una trigueña de 16 años. «No me gusta su música, pero «Chilanga Banda» es una travesura, una obra de arte», proclama el empresario Guillermo Robles, de 63.

«No es la música más profunda, pero me pone feliz. Es alimento para el alma», opina Martha José, licenciada en derecho internacional nacida en los ochenta. «A mí no me gustan y nunca he comprado ni escuchado completo un disco de ellos y no me arrepiento. Pero son un símbolo de la música mexicana contemporánea y tienen una personalidad sin igual», sonríe su amiga Gabriela Melo, especialista en desarrollo de negocios.

«Al escucharlos me identificaba como chilanga en medio de puro regio. Afianzaron mi sentido de identidad», recuerda Paola Vega, comunicóloga de 29. «Son chidos y te prenden las pilas cuando trabajar en esta ciudad es una pesadilla», dice Jorge Chavira, chofer de un camión de basura. «Con la música soy muy solemne. Siempre digo que no me gustan, pero cuando voy a sus conciertos me descubro saltando y gritando y cantando todas sus canciones», dice Rodolfo Samperio, diseñador industrial en los tempranos treinta.

«Los odiaba y trataba de meterle a mi hija el gusto por Queens. Hasta que un día los escuché tocar un huapango. Y como los muchachos adoraban a Molotov, prefería que mi hija cantara «Chilanga Banda» y no «Puto»», dice Igor Herrera, consultor en comunicación que se aproxima a los 50. «Tacvba vino a quitar la idea de que los mexicanos sólo escuchábamos a Maná», celebra María Flora Millanes, ama de casa de 57.

100 chilangos nos contaron lo que significa, recuerdan y provoca en ellos Café Tacvba. El resultado es una colección de palabras que los definen desde el horizonte inabarcable de la colectividad: pachucos, mexicanidad, slam, ingenio, travesura, humildad, locura, identidad, chidos, fresas, Cosme, chilangos, metro, chingones, banda, cabrones, satelucos, irreverentes, reventón, nacos, locos, austeros. Una se repitió con frecuencia: normalidad. Se trata de una banda querida en el sentido de cercanía. En el fondo, casi todo chilango lleva dentro algo de la banda que comenzó a tocar hace más de dos décadas en un garaje de Satélite.

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Joselo (Diego Luz)

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