Es un día frío en el Distrito Federal y me invitaron a conversar con una de las cantaautoras más importantes de la actualidad, la histriónica Mon Laferte. Las historias que la rodean desde hace años la convierten en un personaje por lo menos, interesante.

Monserrat, una chica de clase media/baja que nació en Viña del Mar, descubrió por casualidad a la música a los nueve años en cuanto ganó una guitara en un concurso escolar, a partir de ahí sintió la necesidad obsesiva de escribir sus propias canciones. A los 13 años ganó una beca para estudiar en el Conservatorio de Música de Viña del Mar, rechazándola para continuar con su aprendizaje autodidacta. A los 14 abandonó por completo todos sus estudios y gracias a ello tuvo la libertad de recorrer solitaria las calles de la ciudad chilena y cantar sus composiciones para los transeúntes que se encontraban a su alrededor.

A los 24 viajó de forma ilegal a la Ciudad de México en búsqueda de nuevos sonidos y oportunidades, desde el momento en el cuál pisó a nuestra hermosa chilangolandia, Mon, se llenó de estas oportunidades y entre desilusiones, amores rotos y falsas promesas logró con canciones sumamente melódicas alcanzar la fama al fin en éste 2015 junto con su último disco de estudio Vol.1

Afuera de Universal Music México, un montón de chavitas vestidas con prendas coloridas y tatuadas de los brazos esperaban a que les abrieran la puerta del edificio. Ellas, venían de parte de un concurso de Deezer, conocerían a su cantante favorita para cortarse las venas en tan sólo unas horas; “es que moon, tú eres sumamente sincera y haces música con el corazón, eso es lo que te hace única” le dijo una de sus fans durante la convivencia.

Pocos minutos antes, yo estaba en una sala en la cual la encontré, con sus ojos posados en material para bordar un corsé influenciado por la moda victoriana color negro y sus brazos llenos de tatuajes. Empecé a preguntar.

¿Qué es lo que estás bordando?

Estoy bordando mi cara, soy muy egocéntrica. Ésta soy yo con colmillos, como una Mon vampiro, siempre me han gustado los vampiros. Me encanta el Drácula de Bram Stoker.

¿Tienes algún tatuaje de un vampiro?

No, en realidad no, me lo voy a hacer. De hecho estuve pensando en hacérmelo para Halloween.

¿Qué hiciste en esa fecha?

Pues me la pasé enferma, fue triste porque me encanta la fecha. Sólo salí a cenar arroz blanco.

Si pudieras elegir dirigir el video de cualquier canción, de cualquier artista, ¿cuál sería?

¿Sólo uno? Es tan difícil elegir. Pues un video súper metalero, como de los Gorgoroth o algo así. Sería súper extremo y podría utilizar mucha sangre y efectos especiales, etc. Igual podría ser una producción para una solista, una que cante bonito, sería un video satánico para que sea todo lo contrario a su propuesta.

¿A ti te gustan mucho más las cantantes que los cantantes?

Depende, tengo como que épocas. La primera voz de la que me enamoré fue Jim Morrison por ejemplo. Pero siempre he seguido más a niñas que a niños, como que la cosa femenina me gusta más, siento que también fue en parte por mi entorno. En mi casa siempre había muchas mujeres, la presencia femenina, los hombres, como no estaba mi padre en casa, pasaron a ser como algo equis.

Abriste una fecha en el Teatro Metropólitan, ¿a qué va?

Pues la verdad no sé, a mí no se me ocurrió, fue idea de mi mánager. Yo no creo que pueda llenar un Metropólitan, aunque este será junto con Caloncho. No sé qué haremos, son cosas de mi mánager, yo sólo sé cantar. Hago canciones y bordo jaja.

Cuando llegaste a México tú gestionabas tus propios conciertos, ¿cuándo empezó a cambiar esto, de moverte para abrir tus propias fechas a “se le ocurrió a mi mánager”?

Éste año, la verdad. Lancé el nuevo disco en febrero, de forma completamente independiente y presentamos el álbum en el Foro Indie Rocks, para mí eso era una completa locura, nunca creí llenar un foro de ese tamaño, de hecho la última presentación del año pasado fue en El Imperial, el cual apenas se llenó, pero el Indie Rocks estaba por reventar. Después, a las dos semanas, nos tocó presentarnos en Vive Latino y estaba lleno de gente cantando mis canciones, fue entonces cuando apareció un manager, apareció una disquera y apareció gente que quería trabajar conmigo. Lo pensé mucho, no quería otorgar la libertad de tomar mis decisiones creativas, pero a final de cuentas yo quería vivir de esto y nunca había podido vivir de mí música. Ahora gracias a todo lo que pasó puedo hacerlo, y en mis ratos libres bordo, mientras mi mánager lleva mis negocios jaja.

¿Ya llevas muchos bordados?

Muchísimos, todo lo que bordo son Monserrat, llevo una iguana, un pájaro y demás jajaja.

Cuando no vivías de la música ¿qué más hacías?

Siempre viví de la música, pero no de mis propias canciones, tocaba covers y daba clases de canto. Cuando llegué a México hace ocho años tocaba en un lugar que se llama El Celix y tocaba covers de rock de todos los tiempos; unas de James Brown, unas de Metallica, otras de los Yeah yeah Yeahs. También hice música para películas, tengo unos amigos en Perú que dirigen y siempre me piden canciones. Pero bueno, ahora al fin puedo vivir de mi música, sólo cantar mis canciones y si me falla el negocio pues vendo mis bordados.

¿No te dejaría muy triste dejar ir tus bordados?

No, de hecho me gustaría que la gente los tuviera, ya se me juntaron muchos.

¿Qué tiene que hacer alguien para que le des clases de canto?

Primero cantar y pues ya, pagarme su mensualidad. En algunos casos llegaba gente que no cantaba nada, pero que quería conocerme, entonces los invitaba a un té en mi casa (las clases las daba ahí), y les decía que ya no me pagaran que nos sentáramos a platicar sólo un rato, pero que nos les daría el resto del curso. En otros casos me han tocado varios que no pueden seguir pagando, pero que son tan buenos que les ofrezco una beca y esos se convierten en mis favoritos.