13 de mayo de 1995, Bogotá. El video es de una entrevista hecha por MTV Colombia; del lado derecho de la pantalla, Saúl cruza la pierna izquierda; del lado izquierdo, Alejandro Marcovich cruza la derecha. Ambos sonríen, cuatro meses antes de su separación definitiva, de la que nadie sabe aún. La entrevistadora atiza:

–¿Qué tienen en común todavía?
Alejandro responde sin dudar:
–El esqueleto…
Saúl tuerce el rostro y mira al suelo. Alejandro clava la mirada en Saúl, continúa:
–La cantidad de cromosomas…
Alejandro baja los ojos. Saúl le pregunta:
–¿Qué ves cuando me ves?
Alejandro responde, sonriendo:
–Lo mismo que tú.
Saúl habla:
–No es que nos caigamos bien o no, ni que tratemos de mantener el negocio. Quizá cuando estamos juntos hay una necesidad visceral que explota en el escenario.
La entrevistadora hace la pregunta final:
–¿Ustedes se divierten o sobreviven?
Mientras Saúl lo observa como si también quisiera saber la respuesta, Alejandro contesta, mirando a la nada:
–Es una justa combinación entre las dos.

Afuera

Habla Alfonso André, baterista:
«Mi primera tocada con Caifanes fue en el 9. No sé qué pasó con la instalación eléctrica, que se quemó el equipo; tocamos nomás con una guitarra y la tarola. Me quedé en Caifanes porque no tenía otra cosa: estaba intentando otra banda que por suerte no cuajó. De la tocada salimos muy deprimidos; hasta Saúl me dijo: “Perdón que te invité, es un desastre; mejor regrésate a hacer lo que estabas haciendo”.»

«Parecen putos –dijo–, en CBS nuestro negocio es vender discos, no ataúdes».

Nubes

Breves de los Caifanes, entre 1987 y 1995:

1. Sabo Romo dice que los Caifanes fueron el The Cure de la Concacaf. En 1987, uno de los ejecutivos de la disquera CBS fue menos benevolente con respecto al look gótico de la banda: «Parecen putos –dijo–, en CBS nuestro negocio es vender discos, no ataúdes».

2. Antes habían firmado con Sony. «De plano tuvieron que traer gente de España porque ellos no se declaraban competentes como para poder juzgar el rock de aquí –recuerda Diego Herrera, el tecladista–. Eran expertos en José José. Al poco tiempo nos dieron una carta de retiro –que tengo enmarcada–, donde nos daban las gracias, pero que en ese momento no éramos aptos para la compañía. Técnicamente nos mandaron a la chingada».

3. Después de esa carta de retiro, Caifanes le abrió a Miguel Mateos, en 1987, en un evento de RCA Ariola. Óscar López, productor, los firmó en la disquera. Los Caifanes sólo eran Saúl Hernández, Alfonso André, Sabo Romo y Diego Herrera. La disquera terminó firmando también a La Maldita Vecindad, Neón y
Alquimia: fue el inicio de “Rock en tu idioma”.

Saúl insistió en que Marcovich fuera un caifán.

4. Dos años después, Óscar López, argentino, se negó rotundamente a la entrada de Marcovich, argentino, a la banda. «Saúl quería que Alejandro fuera el quinto integrante. Yo no lo admitía: Marcovich tocaba un día con Caifanes y otro con Laureano Brizuela». Saúl insistió en que Marcovich fuera un caifán. Eso provocó la ruptura definitiva con Óscar López: «Ya se lo había dicho: no podía haber otro argentino en la banda. Ya me tenían a mí».

5. A partir de la entrada de Marcovich, Caifanes realizó sus trabajos más memorables–«Con él logramos la personalidad de Caifanes», confiesa Alfonso André –: el Volumen II, (mejor conocido como El diablito), El silencio y El nervio del volcán. Rechazaron abrirle a The Cure en el 92; dieron prioridad al estreno de El silencio. Rechazaron también la invitación a Woodstock en el 94, aunque aceptaron abrirle a los Rolling Stones en el DF e ir al festival WOMAD de Peter Gabriel.

6. Caifanes fue la primera banda mexicana en llenar dos veces el Auditorio Nacional, en 1989. En 1992 llenaron el Hollywood Palladium de Los Ángeles y en el 93, el Palacio de los Deportes. Atiborraron masivos en Guadalajara, palenques junto al grupo Campeche Show.

En la Plaza de Toros de Mexicali los fanáticos bailaban slam con “La célula que explota”. En un show en la explanada de la delegación Venustiano Carranza en 1995, la euforia del público se convirtió en un camión en llamas.