¿Quién no escuchó alguna vez que su escuela estaba construida sobre un panteón? Y esa era justamente la razón de que el horror azotara las aulas, el patio o los baños. En esta ocasión le pedí a varios de ustedes, nuestros lectores, que nos mandaran sus historias paranormales, y entre todas las que mandaron busqué las que sí dieran más “mello” o que al menos fueran más elaboradas.

I

Oscar R. Esquivel: Iba en el Internado Francisco I. Madero que está en Av. Circunvalación 87, Venustiano Carranza. Como su nombre lo indica, era un internado, uno muy grande, con un jardín que parecía alameda, tenía alberca tipo olímpica y un auditorio para 400 personas. Existían talleres donde los alumnos hacíamos actividades extra escuela, y un comedor inmenso. Ahí estuve entre 3ro y 5to de primaria.

Al parecer, falleció una prefecta de edad avanzada que cuidaba a los niños más pequeños en uno de los dormitorios, y se decía que trabajó ahí por más de 20 años, así que a veces por las noches la veían en los dormitorios que no estaban ocupados.

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II

Karime P. Ramzahuer: Cuando iba a la escuela creíamos que una alumna de preescolar, que había fallecido en un accidente saliendo del colegio, se aparecía por las noches para jugar en los columpios que donaron sus papás cuando ella murió.

III

Paola K. Lopecedeño: Cuando estudié en la primaria Lisandro Calderón, ubicada en Calz. de Guadalupe 166, en la Peralvillo, los baños de las niñas estaban muy feos y en la parte de atrás estaba un cuarto donde guardaban todo lo que utilizaban para “limpiarlos”. Decían que hace mucho tiempo en ese cuarto un conserje había violado a una niña y ella al momento de tratar de salir resbaló, se golpeó la cabeza y murió.

Supuestamente ahí estaba el espíritu de la pequeña, tal vez de tanto escuchar esa historia a mi personalmente no me gustaba ir sola al baño, trataba de ir siempre a la hora del recreo, pero hubo una ocasión en la que tuve que hacerlo, de hecho ya era el último año de mi primaria y recuerdo bien lo que pasó. No sé si me sugestioné, pero claramente vi que alguien me espío desde la parte de arriba, no se veía como un fantasma, yo vi a una niña, pero nunca escuché que se echara a correr. Salí rápidamente para ver quién era ¡y no había nadie!

IV

Ernesto B. Lozano: Iba en la primaria República de Jamaica, que está en la calle Jacarandas s/n, en la Álvaro Obregón. En el patio trasero había un pequeño cerrito, y aunque estaba prohibido subir muchos nos subíamos ahí para jugar. Pues en uno de esos tantos recreos llegamos hasta la parte de arriba (tampoco es que fuera muy extenso) y descubrirnos un árbol con muñecas colgadas y de repente empecé a escuchar cómo la voz de una mujer susurraba mi nombre y nos bajamos corriendo. Si no me acuerdo mal, decían que una maestra había sido asesinada por un criminal que entró a la escuela, y de hecho clausuraron un cuartito en donde a veces se escuchaba el piano que ella tocaba.

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V

Angel Miranda Garcia: Fui a la escuela primaria SECOFI, ubicada en San Luis Potosi 108, en la delegación Cuauhtémoc. Decían que si ibas hasta el último piso del edificio, entrabas al salón de Artes, escribías en el pizarrón “¿Quieres jugar conmigo?”, te salías y regresabas a la media hora, encontrabas escrito “SÍ” y al fondo del salón había una niña con la que ibas a jugar, pero se supone que te mataba… o algo así.

VI

Claudia I. González: En la preparatoria nos contó una maestra que una vez cuando salieron de excursión varios días, al regresar una chava se asomó por la ventana para despedirse de las personas que conoció en ese lugar pero justo en ese momento en camión avanzó y dio vuelta, entonces ella se pegó con un poste de luz y se desnucó.

Se la llevaron así todo el camino y al llegar a la escuela la acostaron sobre una mesa del laboratorio hasta que llegaron las autoridades y desde entonces dicen que ronda el alma de “Susana”. Una vez nos tocó quedarnos hasta tarde y cuando salimos al patio algunos compañeros vimos una sombra recorriendo los pasillos de los salones. Al regresar al auditorio nos pusimos a hablar de ella pero nos dio miedo, decidimos salir de ahí para irnos a nuestras casas pero justo en ese momento nos apagaron las luces del patio y salimos corriendo…

VII

Alejandra C. Etcheverry: Iba en un colegio de monjas, obviamente tenían cuadros de Jesús por todas partes, pero había más de lo normal en una sección a la que no se podía pasar; eso nos llamaba mucho la atención. Unas monjas nos habían contado que ahí había sucedido un exorcismo unos años atrás, sólo que los demonios que tenía la persona eran muy fuertes y se quedaron atrapados en el cuarto, por eso tantos cuadros.

Una vez estaba con mis amigos en una festividad de la escuela que era por la noche y decidimos meternos a esa zona prohibida. Entramos todos súper asustados, sólo teníamos una vela e íbamos pasito a pasito y pegaditos. Empezamos a sentir respiraciones a nuestro lado y gritamos, entonces se cerraron todas las puertas, nuestra velita se apagó y escuchamos el grito de una chica, era muy agudo. Mientras pasaba esto una compañera se desmayó, pero ya habían llegado unos cuantos adultos a ver qué estaba pasando. Cuando nos sacaron de ahí nos dimos cuenta de que mi amiga estaba toda golpeada y arañada. Fue una de las experiencias más horribles que me han pasado en la vida, espero que nunca más volver a pasar algo así.

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