Un día como hoy, pero de hacer 10 años, se nos fue Rocío Durcal. Sin embargo, las rolas de “la española más mexicana” ya son parte de la cultura popular. Y si creías que sólo las podía dedicar tu mamá o tu tía quedada, aquí te dejamos las etapas de una relación en canciones de Rocío Durcal, para que veas que a todos nos quedan en algún momento de nuestras cochinas vidas.

Me gustas mucho
Conoces a alguien y su personalidad, su cuerpo de tentación o sus ojazos (según en lo que cada quien se fije, pues qué) te deja deslumbrado. Por supuesto, tratas de hacer que se dé cuenta de que tú eres un partidazo y como el que no arriesga no gana, ahí vas a confesarle que te gusta un chingo. Le dices “me gustas mucho, me gustas mucho tú”, y claro, como aparte de ofrecido eres aferrado, continúas con un “tarde o temprano seré tuya y mío tú serás”.

https://www.youtube.com/watch?v=VJS7GC269i0

La Gata bajo la lluvia
Al fin logras engatusar al objeto de tus desvelos con tus encantos y ¡BUM!, como eres corazón de pollo, te enamoras. Lo malo es que esa otra persona no se clavó igual que tú y andas por ahí cacheteando las banquetas, sufriendo porque te sentiste utilizado, pues te enteras de que fuiste un acostón entre muchos otros. Aunque como el revolcón estaba bueno, dejamos la puerta abierta, porque la buena cama no se da tan fácil. Y por eso terminamos diciéndole: “si alguna vez nos vemos por ahí, invítame un café y hazme el amor”, chicle y pega, al menos nos echamos otro rato de pasión.

https://www.youtube.com/watch?v=ZO3L3YTC8Do

Como tu mujer
Al fin caes en la cuenta de que esa persona no era para ti. Lloras y te revuelcas como caracol en sal pues ya te diste cuenta de que estás enculado y no hay ni para dónde hacerse. Y el sujeto en cuestión, que resultó ser una fichita, se burla y se ufana de que te le pones de tapete. Y es cuando tú le cantas “pues mira tú, cómo te ríes cómo juegas tú, con la esperanza que yo he puesto en ti”. Pero al wey en cuestión le vale: seguirás importándole un bledo y ni modo, tendrás que hacerte a la idea de que a su lado nunca te podrás ver como su mujer. O como su hombre. O como su lo que sea chingao, que los sentimientos y las rolas no tienen género.

Ya te olvidé
Al fin, como los perritos después de quince días, abres los ojos. Te das cuenta de que ni era para tanto, que ni le ponía tan rico y que estabas exagerando sus virtudes. Te dolió, sí, pero lograste salir adelante y ahora cantas a todo pulmón y con mucho orgullo: “ya te olvidé, vuelvo a ser libre otra vez”. Por cierto, si conocías esta canción por Yuridia pues qué oso, ya que nadie la interpretará nunca como la Dúrcal. Esta es la rola ideal para cuando al fin lograste sacudirte un amor ingrato.

Déjame vivir
Como la vida es una tómbola, cuando ya encontraste el amor por otro lado, ahora regresa el wey (o la vieja, asegún) que a pesar de que tuvo chance y la embarró todita, nos sigue chupando la alegría con sus mensajes y su acoso. Y es nuestro momento de decirle: NEL, TE LA PELASTE. Esta es una rola que le puedes dedicar, a ver si le cae el veinte de que donde hubo fuego no siempre cenizas quedan: a veces nos quedamos con el aprendizaje de ya no volver a tropezar con la misma piedra. Y que se chingue.

Vestida de blanco
Al fin encuentras al amor de tu vida y ¡tómala! Es el momento perfecto de echarle en cara a quien te dejó ir lo que tenía en sus manos y se le escapó. Okei, no es la actitud más sana ni madura, pero vamos, se siente chingón poder demostrarle que algún día fuimos nosotros los que rogábamos. Ya lo dijimos: la vida da muchas vueltas así que, ¿qué tiene de malo disfrutar cuando uno está arriba después de que nos trataron como trapo sucio? ¡Al contrario! ¡A gozar, que la venganza es dulce!

¿Qué onda, tú en qué etapa estás en este momento? ¡Se vale berrear!

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