El fuego recorre la cabellera rápidamente, el calor aumenta y la estética se llena del característico olor a pelo chamuscado;Pepe, como todos lo conocen, mueve las llamas con precisión. El dueño del cabello luce nervioso por instantes, especialmente cuando el fuego roza sus orejas o su nuca, la flama sube y baja rápidamente, sin embargo las llamas jamás se extienden.

José Cuatepitzi ha incendiado el cabello de sus parroquianos más valientes desde hace 20 años, él y algunos de sus colegas aprendieron la técnica con un antiguo patrón suyo, Ramón Espinoza quien la conoció en Estados Unidos. Entre risas, cuenta que siempre tenían una cubeta lista al lado, afortunadamente nunca llegaron a necesitarla.

Ayudándose con un peine, enciende las tijeras nuevamente para dar los últimos toques, las llamas continúan su vaivén, afuera un niño grita emocionado, “mira, papá, con fuego” mientras otro chamaco que vende obleas entra para ver mejor antes de que el espectáculo concluya. En menos de 20 minutos, Gregorio, el novio de su hija, tiene nuevo look.

Pepe no sentó ni un minuto en el tiempo que platicamos: respondió todas la preguntas mientras daba forma a varias cabelleras masculinas, entre los ruidos de las secadoras las pláticas con los clientes y los constantes saludos de los vecinos. Afirma sonriente que es el único de su familia dedicado al negocio y que ya disfrutaba de tusar y cortarle el pelo a sus hermanos desde los ocho años; también acompañaba a su padre a la peluquería y le gustaba observar.

El cabello era lo suyo, por lo que al terminar la secundaria no quiso extender los estudios; originario de Tlaxcala, tuvo su primer empleo en una estética de Puebla. A los 17 años, después de pasar por una academia de belleza año y medio, llegó de a la Ciudad de México. Pese a que en sus primeros cortes se ponía muy nervioso, eso no duró mucho, pues afirma que cortar cabello no es difícil, pero tiene que gustarte.

“A la gente todavía le da mucho miedo”

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Dándole forma (Andrea M. Gutiérrez)

Cuando probó con el fuego, le resultó fácil, los cortes son mucho más rápidos, además la técnica no se usa exclusivamente en la cabeza, también se emplea para dar forma en la barba y en las cejas; en el caso de las mujeres sirve únicamente para sellar las puntas y evitar la orzuela. Pese a que el fuego es uno de sus sellos distintivos, es el tipo de corte que menos le piden. “A la gente todavía le da mucho miedo”, explica.

Aunque también puede realizarse con velas o encendedor, José envuelve sus tijeras con algodón empapado en alcohol, ya encendidas atraviesan el cabello rápidamente, siempre que se realiza este tipo de corte muchos curiosos se detienen a mirar;preguntan, pero al final pocos se animan.

Todo tiene sus riesgos, pero el corte con fuego, es inofensivo. Gregorio que sirvió de modelo improvisado, sufrió más con el lavado de cabello que le realizó su novia que con el paso de las flamas, al final se veía satisfecho, dijo que había sido una buena experiencia, lo único distinto es que “sentía el coco caliente”, pero dicho efecto duró pocos minutos. Después de incinerar el pelo se lava y se aplica una ampolleta, al final no hay olor ni rastros de que el cabello haya sido quemado.

Chambeador incansable.

Niños, mujeres y hombres pasan por las manos de José cada día, ha visto crecer y envejecer a muchos de sus clientes, que no paran de llamar y de llegar. Sus jornadas son de hasta 12 horas diarias y se va hasta que el último cliente sale, a veces a las 11 y nunca antes de las nueve, hay gente que llega al pequeño local desde Xochimilco, Cuajimalpa, Pachuca y Toluca.

Desde que se estableció por su cuenta hace nueve años, ‘Alta Peluquería’ sólo cierra los domingos y en Semana Santa, aunque Pepe dice que en días festivos, la mirada de asombro de una de las empleadas le obliga a rectificar; Navidad y periodos vacacionales el lugar suele estar como ahora, abarrotado.

De hecho, agrega que sólo descansa los domingos porque debe de haber un día para gastar el dinero; en sus días libres revisa en internet las nuevas tendencias capilares, pero lo mejor es ir al cine, salir de paseo.

Peluquero y terapeuta

Humilde ante los halagos, asegura que lo que más le gusta de su trabajo es el trato con los clientes que “son lo mejor”, pues le dan su preferencia, “aguantan la espera y el genio”, su mayor satisfacción es dejarlos guapos, además, ambos comparten sus problemas, éxitos, alegrías, y fracasos, todo entre tijeretazos, disparos de fijador y restos de cabello en el suelo, al final los clientes se van terapeados, además de salir transformados y alegres.

Después de dos horas en el lugar la clientela no cede, estamos codo a codo en los asientos, todos están ocupados, las empleadas hacen pedicure y corte respectivamente, Pepe sigue tal y como cuando llegué moviendo rápidamente las tijeras en las manos y listo para incendiar cabellos en cuanto sea necesario.

Alta Peluquería del Valle

Nicolás San Juan 536, esquina Diagonal de San Antonio

Colonia Del Valle

Teléfono: 56693773 y 5545227747

Corte con tijera, 100 pesos

Corte con fuego, 500 pesos