Varias (dudosas) fuentes señalan que el 19 de marzo se celebra el “Día de las Sirvientas” en nuestra ciudad. Eso suena como a una nefastada del cine mexicano (ejem, ¿Rene Cardona les suena?). Esperemos que sea una mala broma realizada por algunos Ladies y Lords, que están acostumbrados a humillar a todo aquel que gane un peso menos que ellos. Es decir, los que hacen todo lo que ellos “no pueden (ni quieren) hacer” y son el retrato de la tendencia mexicana a maltratar a los subordinados (sí, todo el o la que ofrece un servicio y percibe una lanita)

¿Apoco no se acuerdan de Lady Chiles? La señora de la “jai” que grabó un video en donde se le va encima a la empleada doméstica porque tenía un chile en un recipiente. A la pobre le fue como en feria: la cuentachiles la acusó de robarse los alimentos familiares en un tono de “pero si se te da de sobra…” Y lo subió la Feis, esperando apoyo (que seguro lo tuvo de sus amigochos de élite) pero también recibió una serie de mentadas de madre (bien merecidas). Aquí se las refresco (la memoria):

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Total que a Lady Chiles le pusieron una queja por el acto discriminatorio y el honorable Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) le pidió que se disculpará de forma pública. Y lo hizo, claro, fue dispensada con declaraciones repetitivas: “come lo mismo que nosotros”. Lo gacha no se le quitó, sino que se le acentuó con ese rollo de que la ofendida es ella (y que eso le pasa por confiar en la malagradecida empleada doméstica y si la reprendió fue porque la “muy igualada” le retobó cual niño maleducado).

Muchos pegamos el grito en el cielo pero esa superioridad disque moral no nos sale a la hora de ponernos las pilas y ser equitativos. Chéquense: hay cerca de 2.5 millones de personas que se dedican a las labores del hogar y el Inegi (sí esa institución que tiene datos pa’ todo y todos) calcula sólo 154 personas ocupadas en este sector tiene prestaciones de ley (lo interesante es que “comida escogida”, “recámara propia” (en la azotea) y similares son percibidos como prestaciones). El trabajo doméstico es realizado, en un choncho porcentaje, por mujeres que raras veces reciben prestaciones y viven al día con la tarifa impuesta por los “patrones”. Si tú te quejas de tu Godinazgo, pues para este sector está más cañón: los beneficios son prácticamente inexistentes. Oséase: vacaciones nel, aguinaldo menos. ¿Jubilación? Ni en sueños.

El sueldo varía pero hay casos horrendos de jornadas de doce horas que las pagan con poco más de cien pesos al día (y eso empeora en provincia). Hay datos que afirman que 6 de cada 10 mujeres que se dedican al trabajo doméstico sufren violencia física, verbal, psicológica y sexual (en efecto, lo que se nos presenta como un cliché de telenovela no está lejano a la vida real). Por supuesto que no denuncian. Por ejemplo, si hay un despido injustificado pues no hay manera de comprobarlo porque no hay documentos. La relación laboral es chueca y contadas son las que conocen sus derechos. Lo interesante es que en papel sí existen (lo dice la Magna Constitución en su artículo 123).

Esta secuela al estilo Nosotros los pobres y Ustedes los ricos forma parte de una colección francamente pornográfica de la pobreza en México. El clasismo, por no decir franco desprecio a cualquier persona que esté en desventaja (sea por clase, dinero, l género, tono de piel y “al infinito y más allá”). El hecho de que alguien te limpie el cochinero de baño no tiene por qué hacer que ensalces la división jerárquica. Otro dato horrendo: el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED) hizo una Encuesta sobre Discriminación en el Chilango en 2013: 1 de cada 3 chilangos hemos sufrido discriminación y el 53 por ciento ha discriminado (yo creo que el número es mayor).

En 1988, se instituyó el 30 de marzo como el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar. Esta fecha tiene como propósito más que conmemorar, reivindicar los derechos de este sector. El año pasado se dio un gran paso con la creación del Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar, pero falta mucho por hacer…

Empecemos con un granito de arena. Es importante hacer uso del término correcto. La empleada doméstica se refiere a una actividad económica productiva y, por eso, ojo, no se les dice “chachas”, “gatas”, “criadas” y demás ondas denigrantes. ¡Aplíquense o hay tabla! Acuérdense: ser déspota no es un derecho. Tratar mal a quien sea no te hace superior. Nunca. No le entres a la cadena de resentimiento y frustración. Valora su trabajo.

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