Por @RuyFeben, @MaelVallejo, @_m_o_ y @AleJarillo,
que nomás dicen que escriben (sí, en twitter también)

Una cosa sí te vamos a decir, querido lector: en esta vida
tienes prohibido ser futbolista o escritor. Lo primero debe quedarte más que
claro después de una primera ronda que, cual chica postadolescente en celo, se
ha encargado de enseñarnos pierna pero nada más. En lo segundo podemos abundar.
Para empezar, ser escritor es un mal negocio genético. Ya lo decía Monterroso:
no hay escritor que no sea chaparro, lisiado o mediio estúpido. Así que, si en
un mala tarde decides que siempre sí te quieres ganar el Nobel, que la poesía
importa y que la gente debería leer más, vete preparando para perder una
pierna, o quedarte ciego, o ser encarcelado. Claro: a menos que te llames
Carlos Fuentes, o que te mueras junto con otro escritor también famoso. Porque
si algo nos ha enseñado este país es que la cultura no importa en este país
sino hasta que te mueras. En vida, padecerás para publicar; los Grandes
Escritores te despreciarán, el Gobierno no invertirá un clavo en ti y pasarás
penosos ridículos. Porque ya sabes: en este país el interés por la cultura
comienza cuando se mueren los nombres grandes. Así que de una vez te vamos a
advertir: si te has de volver escritor (o cineasta, o pintor, o bailarín), en
vez de escribir y buscar publicar y hacer esas cosas, mejor ve preparando una
muerte aparatosa. Cosa que, al parecer, también debería hacer la Selección
Mexicana.