—Tu abuelita Cuca (María del Refugio Molina) te daba tu bendición antes de los viajes y te prendía una veladora antes de cada partido…

—Lo que pasa es que yo viví mucho tiempo con mi abuelita. Ella se acostumbro y me agarró un gran cariño. Fue cuando tenía seis, siete, ocho años. Viví mucho tiempo con ella porque mi mamá se salía a Tepito. Yo iba y venía. Así andaba, entre Tepito y la unidad Tlatilco. Estaba con mi mamá un rato y luego me iba con mi abuelita.

—¿Fue como tu segunda madre?

—Sí.

Doña Cuquita falleció el 22 de mayo de 2002, justo cuando Cuauhtémoc acababa de viajar al mundial Corea-Japón.

«Mi mamá siempre trabajó en el Seguro Social —explica doña Hortensia—. Cuando se enfermó la internaron en el hospital de La Raza. Cuauhtémoc fue a verla dos veces. Habló con los doctores y les dijo que si no podían controlarla que le hablaran claro para que él pudiera llevarla a otro hospital mejor. Y le dijeron que no. Que ahí estaba bien, que tenían muy buenos aparatos. Y le pidieron que no la moviera. Cuando se fue a despedir de ella para irse al Mundial de Corea- Japón, le dijo: “Ya me voy ,Cuca. Échame tu bendición”. Y ella le contestó: Ándale, m’ijo. Que Dios te bendiga. Me dedicas un gol. Yo voy a conseguir una tele chiquita para verte jugar”. Pero ya no lo pudo ver. Murió unos días antes de empezar el mundial.»

Cuando doña Hortensia le avisó por teléfono la fatal noticia, Cuauhtémoc se quería regresar de Japón para despedirla. Pero no lo dejaron. Tony Bravo aporta más detalles al recordarlos le brotan las lágrimas: «“¿Vieron que cuando metió el gol contra Croacia el Temo levantó las manos al cielo para dedicárselo a su abuelita”? Mi mamá tenía poco de haber muerto. Ese gol contra Croacia fue para mi mamá, para su abuelita del Temo».

Doña Hortensia también llora, primero de tristeza y luego de coraje contra Ricardo La Volpe, que no sabe los sacrificios familiares que Cuahutémoc ha hecho con tal de representar al país. «Por estar en la selección no estuvo al lado de su abuelita cuando murió. Tampoco estuvo cuando nació su primer hijo, en una situación complicada porque fue prematuro.»

Su primer hijo Cuauhtémoc Blanco Santoyo, quien hoy tiene 12 años, nació prematuramente el 25 de julio de 1996, a los cinco meses y medio de gestación, mientras Temo participaba con la selección mexicana en los Juegos Olímpicos de Atlanta, entre el 19 de julio y el 4 de agosto de ese año. Hasta un mes después de nacido pudo conocerlo. Es hijo de su primer y único matrimonio, con Marisela Santoyo, de quien se divorció en julio de 2003, no sin antes pasar por una demanda penal de interpuso ella, en noviembre de 1998, acusándolo de lesiones y amenazas.

Asegura doña Hortensia Bravo que su hijo se ha entregado «con alma y corazón a la selección mexicana». Y como muestra pone aquella vez en que lo lesionó arteramente el defensa trinitario Ancil Elcock, una lesión que lo pudo haber retirado del fútbol. «Y por qué eso no se lo reconoce ese infeliz argentino (Ricardo La Volpe), que se montó en su macho para no llevarlo al mundial?»

Blanco tiene otra hija, Bárbara Lilián, de siete años, con la actriz Liliana Lago, con quien vivió una relación de dos años en el periodo en que jugó para el Valladolid, en España.

—¿Te consideras un buen padre?

—Sí, llevo a mis hijos a muchas partes, aunque a veces es difícil porque la gente no lo entiende. Me los he llevado a Six Flags, a la Feria de Chapultepec, porque quiero que se la pasen bien, pero la gente no lo entiende. Me piden autógrafos, que una foto, y a veces la gente piensa que soy payaso. Yo les digo: «Oye, no seas mala onda, dame chance de convivir con mis hijos. Tengo derecho a convivir con ellos ¿no?» Eso la gente no lo entiende y me dicen: «Ay, sí, pinchi payaso». Yo les contesto: «Sí, dime payaso, pero déjame disfrutar a mis hijos». Así es esto. Pero cuando tengo chance, quiero disfrutarlo.

—¿Se llevan bien tus dos hijos?

—Sí, se llevan muy bien gracias a Dios.

—¿Te piensas volver a casar?

—A lo mejor sí, a lo mejor no.

—¿No quieres formar una familia?

—Sí, a lo mejor sí, pero quien sabe. Hay que vivir el presente. A veces he pensado que sí, que voy a formar una familia. Matemáticamente es lo mismo…

—¿Matemáticamente? ¿Cómo?

Pues sí: casado o no, es lo mismo porque vas a estar con tu pareja. O a lo mejor te digo que me encantaría casarme por la iglesia, lo cual nunca he hecho. A veces sí me quiero casar y a veces no, pero va a llegar el momento en que decida que sí, que me voy a casar por la iglesia.