¿Esto qué es?
Se sabe que los oaxaqueños son medio rechonchos y medio cabezones (es decir: no son yucatecos, pero sí se avientan un quienvive). Más específicamente, se sabe que Benito Juárez era más bien cabezón (con todo respeto). El buen Benemérito, dicen, nos dio un montón de cosas (poco se dice sobre el hecho de que en algún momento pensó en exterminar a todos los indígenas del país, pero bueno), y estamos convencidos de que su figura amerita uno, dos, quince y hasta 1500 monumentos, museos y memoriales. Pero no hay que ser. Eran los locos años setenta cuando el régimen megalómano de Echeverría decidió hacer un gran museo dentro de un edificio con forma de (adivina) lamismísima cabeza oaxaqueña del Benemérito. Así que el escultor Lorenzo Carrasco y el muralista Luis Arenal se abocaron esa tarea. El resultado: 13 metros de altura, 9 de ancho y seis toneladas de puro Guelatao Power. Un bobble-head para el automóvil de Godzilla.

¿Dónde está?
Muy cerca del metro Guelatao, en nuestra querida delegación Iztapalapa, cómo no.

¿Se podría poner más feo?
El monumento-museo es considerado una atracción turística del oriente de la Ciudad de México. Tú dinos si se podría poner peor.