Unaño más terminó y para el que comienza, cumplimos puntualmente la costumbre deacumular buenos propósitos, deseos y esperanzas que a fin de cuentas suelen sersiempre iguales a las del año anterior. Para aquellos que llevan haciendo elmismo propósito desde hace muchos años, la sugerencia es que su propósitoprincipal sea cambiar a otro que, para variar, sean capaces de cumplir. Harinade otro costal son las predicciones de doctos, psíquicos y otros especímenes.Ya rebasamos por una década el fin de milenio, con todos los negros yapocalípticos presagios que caracterizan los cierres de siglo.

El mundo no se acabó y sigue la mata dando peronuevamente estamos aquí con la ilusión de que el recién estrenado 2011 traiga,como torta bajo el brazo, prosperidad y dicha. Claro que si acaso nos aguardansinsabores o catástrofes, nada mejor que saberlo, como si pudiéramos hacer algoal respecto. Sin embargo, ya que la esperanza muere al último, todo mundo ponesingular atención a las profecías que por estas fechas nos inundan.

Astrológica y astronómicamente ni el año debería empezar en enero ni debería medirse.

La forma más común de hacer predicciones espor medio de la astrología, pero para empezar, recordemos que el calendarioGregoriano con el cual medimos actualmente el tiempo, no se rige ni por el añoastronómico ni por los ciclos naturales. Uno de los calendarios más exactos, elmaya, consta de 13 meses (lástima por los supersticiosos), obedeciendo a losciclos lunares cuya influencia en toda la naturaleza está más que probada. Enfin, que astrológica y astronómicamente ni el año debería empezar en enero nidebería medirse, si a exactitudes vamos, en 12 meses de distinta duración. Peropara que ustedes sepan que no soy sólo yo quien lo dice, acudí a la sabiduríade mi querido amigo Javier Pires, astrólogo mexicano-argentino (o gauchilangopara los cuates) quien accedió, con la generosidad que le caracteriza, arevelar ciertos aspectos de cómo se realiza una previsión astrológica. Como elchoro de Pires suele ser muy elevado -ya saben, pura jerga astrológica-, medispongo a traducir para ustedes, profanos lectores, algo de lo que charlamos.

Las mentadas predicciones astrológicas sonen realidad previsiones o tendencias establecidas con base en energíasplanetarias puestas de manifiesto en la Tierra. Por ejemplo, hace tiempo Plutónentró en Capricornio y como éste representa el orden y las tradiciones, alentrar Plutón en ese signo comienza un periodo de ruptura de estructuras ycambio. Plutón da vuelta al zodiaco en 248 años, o sea que pasa 24 años en cadauno de los 12 signos. Por su parte Neptuno está en Acuario y hace que seextienda la colaboración espiritual entre grupos diversos, y como Urano está enPiscis esto significa que la espiritualidad se renueva con renacido brío. Estosplanetas duran mucho tiempo en un signo, y con ello marcan tendencias queafectan a toda una generación. Para completar el panorama, faltaría analizar loque sucede con los planetas sociales (Saturno y Júpiter) y los personales "los tres que faltan" (si no se lossaben, a investigar, que para eso inventó Dios Wikipedia). Ahora bien, el añoastrológico en realidad comienza en Aries (21 de marzo), así que es sólo lacostumbre la que establece la tradición de hacer predicciones astrológicas apartir del mes de enero y no de marzo -aunque algunos enterados hacen sus ritosprimaverales en Teotihuacan, el Tepozteco o de perdis en el Zócalo-. Luegoentonces, los ciclos astrológicos propicios para realizar previsiones son: ciclos lunares o de laslunaciones, y los ciclos de conjunciones o sea, cuando dos planetas hacen unaconjunción comienza un ciclo para esos dos y cuando esa conjunción terminaacaba el ciclo. Así que se puede hablar de varios ciclos en astrología deacuerdo al planeta… ¿Qué hacer entonces? Bueno, según Pires hay de dos sopas:o acudir con un buen astrólogo a que haga un pronóstico personal basado en elfamoso retorno solar, o hacerse pato y esperar con fe y optimismo "lo quevenga".

Pero ojo: las tiradas de tarot establecen tendencias, mapas que marcan caminos y cada quien sabrá si los recorre o se queda cual chinito, nomás milando.

Otra forma de hacer predicciones es por medio de una lectura de tarot (mi mero mole). Ancestral rebañoarquetípico, el tarot reúne la simbología de la cábala y la astrología, y másallá de su poder oracular, también puede indicarnos el rumbo correcto a seguir cuando iniciamos algún ciclo. Pero ojo: lastiradas de tarot establecen tendencias, mapas que marcan caminos y cada quien sabrá si los recorre o se queda cualchinito, nomás milando.

Como en el viejo cuento de la hormiguita y la cigarra de la abuela coyota: quienes no sembraron serán deudores de quienes sí lo hicimos.

Como estoy de buenas y todavía me faltan algunosrenglones para completar este artículo, haré una lectura de tres cartas paralos finísimos lectores de Chilango. Veamos: se revuelve el tarot a conciencia,decimos las palabras mágicas (mentalmente pues son secretas) y se van abriendolas cartas una a una. Nueve de pentáculos.Caballero de espadas. La Rueda de la Fortuna… Mi predicción es: este añohabrá abundancia, y podremos deleitarnos con los frutos de la cosecha, siemprey cuando entendamos que lo monetario es un medio y no solamente un fin. Comoen el viejo cuento de la hormiguita y la cigarra de la abuela coyota: quienesno sembraron serán deudores de quienes sí lo hicimos. También habrá cambios importantes que rayarán enla extravagancia (la Rueda es un indicador de que puede suceder cualquier cosa,por improbable que parezca), y se acelerarán todas las cuestiones que tenganque ver con la comunicación; algunos renombrados sabios relacionamos alCaballero de Espadas con Mercurio, el lenguaraz dios de pies alados que va esparciendosus mensajes por doquier y es capaz de hacer girar el globo terráqueo entero a fuerza depalabras.

Obviamente, para un pronóstico individual, lo mejor es acudir al astrólogo o tarotista de cabecera.

En resumen, será un período intenso pero divertido donde lassorpresas, agradables y no, serán el pan de cada día. Las revoluciones, si lashubiere, serán sobre todo ideológicas y de estructura. Obviamente, para unpronóstico individual, lo mejor es acudir al astrólogo o tarotista decabecera.

Por último, queridoslectores, no hay que olvidar que ante cualquier predicción siempre está laresponsabilidad del libre albedrío y que, como dijo el poeta, si extrajeren lamiel o la hiel de las cosas, fue porque en ellas pusieron hiel o mielessabrosas…

El Coyote regresa al escenario tras cuatro años de retiro espiritual en elTíbet (quienes afirman que su retiro tuvo lugar en Barrientos, mienten).